Somos
una red internacional de judíos incondicionalmente comprometidos con
las luchas de emancipación humana, de las cuales la liberación de los
habitantes de Palestina y de su tierra es una parte primordial. Nuestro
compromiso es el desmantelamiento del apartheid israelí, el retorno de
los refugiados palestinos, y el fin de la colonización israelí de la
Palestina histórica. Desde Polonia hasta Iraq, desde Argentina
hasta Sudáfrica, desde Brooklyn hasta Mississippi, judíos fueron parte
en la búsqueda de justicia, manifestando su deseo por un mundo más
justo, participando con otros en luchas colectivas. Judíos participaron
prominentemente en la lucha de los trabajadores durante la depresión
americana, en el movimiento de los derechos civiles, en la lucha en
contra del apartheid sudafricano, en la lucha contra el fascismo en
Europa y en muchos otros movimientos por el cambio social y político. La
histórica y progresiva limpieza étnica de la población palestina de sus
tierras por parte del Estado de Israel contradice y traiciona esta
larga historia de participación judía en luchas de liberación
colectivas.
El sionismo - la ideología fundadora que se manifiesta
actualmente en el Estado de Israel - echó raíces en la era del
colonialismo europeo y se diseminó a continuación del genocidio Nazi. El
sionismo se nutrió de los más violentos y opresivos hechos del siglo
diecinueve, limando los numerosos esfuerzos de una militancia de judíos
en las luchas de liberación. Honrando estas luchas y para retomar un
lugar en los vibrantes movimientos populares de nuestro tiempo, el
sionismo, en todas sus formas, debe ser abandonado.
Esto es
crucial, primero que nada, por su impacto en los habitantes de Palestina
y el resto de la región. El sionismo también deshonra la persecución y
el genocidio de los judíos europeos al usar su memoria para justificar y
perpetuar el racismo y colonialismo europeos. El sionismo es
responsable por el extenso desplazamiento y alienación de los judíos
mizrahi (judíos de ascendencia africana y asiática) de sus diversas
historias, idiomas, tradiciones y culturas. Los judíos mizrahi tienen
una historia en esta región de más de 2.000 años. Mientras el sionismo
se arraigaba, estas historias fueron interrumpidas de su propio
devenir en pos de la segregación de los judíos impuesta por el Estado
de Israel.
Como tal, el sionismo nos implica en la opresión del
pueblo palestino y en la denigración de nuestras propias tradiciones,
luchas por la justicia y alianzas con nuestro prójimo.
Nos comprometemos a: Oponernos al sionismo y al Estado de Israel
El
sionismo es racista. Demanda poder político, económico y legal para las
personas y culturas judías y europeas por encima de los pueblos y las
culturas autóctonas. El sionismo no solo es racista sino antisemita.
Respalda la imaginería antisemita europea y sexista del "judío
diaspórico" afeminado y débil y contrapone a éste un "judío nuevo"
violento y militarizado, que es un perpetrador y no una víctima de la
violencia racializada.
El sionismo por lo tanto busca convertir a
los judíos en blancos, a través de la adopción del racismo blanco en
contra del pueblo palestino. A pesar de la necesidad de Israel de
integrar a los mizrahi para mantener una mayoría judía, este racismo
también se manifiesta en la marginación y la explotación económica de la
población mizrahi socialmente pobre. Esta violencia racializada también
incluye la explotación de los trabajadores migratorios.
Los
sionistas diseminan el mito de que Israel es una democracia. En
realidad, el Estado de Israel ha establecido e implementado prácticas y
políticas internas de discriminación contra los judíos de ascendencia
mizrahi y excluye y restringe a los palestinos. Además, el Estado de
Israel, en colaboración con los Estados Unidos, socava cualquier
movimiento árabe por la liberación y el cambio social.
El sionismo
perpetúa el excepcionalismo judío. Para defender sus crímenes, el
sionismo cuenta una versión de la historia judía que está desconectada
de la historia y las experiencias de otras personas. Promueve la
narrativa del holocausto nazi como excepcional en la historia de la
humanidad - a pesar de ser uno de muchos holocaustos, desde los
aborígenes estadounidenses hasta Armenia y Ruanda. El sionismo separa a
los judíos de las víctimas y los sobrevivientes de otros genocidios en
lugar de unirnos a ellos.
A través de una islamofobia compartida y
un deseo de controlar a Medio Oriente y Asia occidental, el Estado de
Israel hace causa común con los cristianos fundamentalistas y otros que
llaman a la destrucción de los judíos. Juntos, llaman a la persecución
de musulmanes. Esta promoción conjunta de islamofobia sirve para
demonizar a la resistencia contra la dominación económica y militar de
occidente. Continúa una larga historia de colusión con regímenes
represivos y violentos, desde Alemania nazi hasta el régimen de
apartheid de Sudáfrica y las dictaduras reaccionarias a lo largo de
Latinoamérica.
El sionismo sostiene que la seguridad judía depende
de un estado judío altamente militarizado. Pero el Estado de Israel no
contribuye a que los judíos estén seguros. Su violencia garantiza
inestabilidad y miedo para los que están dentro de su esfera de
influencia y pone en peligro la seguridad de todas las personas,
incluyendo a los judíos, mucho más allá de sus fronteras. El sionismo
voluntariamente coludió para crear las condiciones que llevaron a la
violencia en contra de los judíos en los países árabes. El odio que la
violencia y dominación militar israelíes generan hacia los judíos que
viven en Israel y en otros lugares es usado para justificar más
violencia sionista.
Nos comprometemos a: Rechazar el legado colonial y su expansión progresiva
En
el momento en que el movimiento sionista decidió construir un Estado
judío en Palestina, se convirtió en un movimiento de conquista. Al igual
que las conquistas imperiales y las ideologías genocidas de las
Américas o de África, el sionismo conlleva la segregación entre las
personas, la confiscación de la tierra, la limpieza étnica y la
implacable violencia militar.
Los sionistas trabajaron de común
acuerdo con la administración colonial británica en contra de los
habitantes originarios de la región y sus legítimas esperanzas de
libertad y autodeterminación. El imaginario sionista de una Palestina
"vacía" y desolada justificó la destrucción de la vida palestina tal
como anteriormente ese racismo justificó la exterminación de los
autóctonos estadounidenses, el tráfico transatlántico de esclavos y
muchas otras atrocidades.
Desde la progresiva expansión de las
colonias hasta la construcción del Muro del Apartheid israelí, el
compromiso con la dominación colonial del Estado de Israel imprime su
marca de destrucción ambiental y del paisaje físico de Palestina.
Ante la falla de sus políticas para acabar con la resistencia palestina
el Estado de Israel ataca con más y más violencia con políticas que,
cuando son llevadas a su máxima expresión, apuntan al genocidio. En
Gaza, el estado israelí impide el acceso a la comida, al agua,
electricidad, ayuda humanitaria y suministros médicos como un arma
dirigida a las bases mismas de la vida humana.
El Estado de
Israel, que una vez fue vehículo para el ataque británico y francés
contra la unidad y la independencia árabes, actualmente es un socio
menor en la estrategia de los Estados Unidos y sus aliados por el
control militar, económico y político, de dominación, específicamente de
la región estratégica de Medio Oriente / Sudoeste Asiático. El peligro
de una guerra nuclear a través de un ataque estadounidense/israelí
contra Irán nos recuerda que el estado de Israel es una bomba atómica
que debe ser desmantelada urgentemente para salvar las vidas de todas
sus víctimas actuales y potenciales.
Nos comprometemos a: Desafiar a las organizaciones sionistas
Más
allá de concretar la creación del Estado de Israel, el sionismo
determinó su política internacional de antagonismo y dominación militar
hacia sus vecinos y estableció una sofisticada red global de
organizaciones, grupos de presión política, empresas de relaciones
públicas, clubes en universidades y escuelas para perpetuar las ideas
sionistas en las comunidades judías y el público en general.
Miles
de millones de dólares americanos fluyen anualmente hacia el Estado de
Israel para sostener la ocupación y su ejército sofisticado y brutal. La
máquina de guerra que financian lidera la industria global de armas,
mengua los recursos ansiados por un mundo que desesperadamente necesita
agua, comida, asistencia médica, vivienda y educación. Europa, Canadá y
las Naciones Unidas, mientras tanto, apoyan la infraestructura de
ocupación bajo el disfraz de ayuda humanitaria para la población
palestina. Juntos, los EEUU y sus aliados, cooperan para hacer más
profunda la dominación de la región y acabar con los movimientos
populares.
Una red internacional de instituciones y organizaciones
sionistas apoya los asentamientos judíos militares y militantes con
fondos directos. Estas organizaciones también proporcionan el apoyo
político necesario para legitimar y promover políticas y programas de
ayuda. En cada país, estas organizaciones censuran las críticas a Israel
y tienen en la mira a personas y organizaciones a través de listas
negras, violencia, vandalismo, encarcelamiento, deportación, despidos y
otras privaciones económicas.
Estas organizaciones facilitan la
difusión de la islamofobia. Tocan los tambores de guerra en el exterior
mientras presionan por una legislación represiva en sus países. En
Estados Unidos y Canadá, las organizaciones sionistas ayudaron a
promover la legislación "anti-terrorista" convirtiendo todo esfuerzo
organizado para apoyar al boicot, retiro de inversiones y sanciones
contra el Estado de Israel, o para apoyar organizaciones palestinas,
iraníes, iraquíes, libanesas y musulmanas, en sujetos a perseguir
acusándolos de ayudar al terrorismo y cometer traición. Tanto en Europa
como en EEUU, organizaciones supuestamente "judías" son las primeras en
ejercer presión para entrar en guerra con Irán.
Están apareciendo
fisuras en el edificio del sionismo así como en la dominación mundial
misma de los Estados Unidos. En la región, la resistencia extraordinaria
por parte de Palestina y Sur de Líbano en contra de la agresión y
ocupación israelí y estadounidense sigue en pie, a pesar de los recursos
limitados y muchas traiciones. El movimiento de solidaridad con el
pueblo de Palestina y la confrontación con la política de los Estados
Unidos e Israel está cobrando ímpetu en el mundo. En Israel, este ímpetu
lo vemos en el disentimiento creciente, que favorece las condiciones
para retomar dos legados de los años '60: Matzpen, una organización
israelí palestina y antisionista judía y el Partido Mizrahi Panteras
Negras. Podemos agregar un creciente rechazo por parte de los jóvenes a
participar en la conscripción obligatoria del ejército.
Dentro de
los gobiernos y las discusiones públicas en los Estados Unidos y
Europa, el costo del apoyo incondicional hacia el estado de Israel está
siendo cuestionado cada vez más. Israel y EEUU buscan nuevos aliados en
el sur global para que se unan a sus conquistas económicas y militares.
La relación creciente entre Israel y la India es un ejemplo sombrío de
esto. Al compartir un interés en el control político y la ganancia de
capital para unos pocos a expensas de muchos, la elite en India y las de
Asia Occidental y Medio Oriente, se hallan en connivencia con la
economía y la agenda militar occidental en la región.
La
propaganda de la guerra global occidental contra el terror repercute en
la islamofobia y es requerida y promovida por la elite india;
Aprovecha esta oportunidad para reprimir severamente la disensión en
regímenes de Medio Oriente así como Asia del sur y Asia occidental. No
obstante, surgen levantamientos populares basados en las ricas
historias de lucha anticolonial desafiando, y en última instancia,
derrocando esta alianza.
Junto con nuestros aliados, intentamos
contribuir a ampliar esas fisuras, hasta que el muro caiga y el Estado
de Israel sea aislado como lo fue Sudáfrica durante el apartheid.
Prometemos emprender la batalla en contra de estas organizaciones que
pretenden hablar por nosotros y derrotarlas.
Nos comprometemos a: Extender nuestra solidaridad y nuestro trabajo por la justicia
Comprometemos
nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras energías políticas para
apoyar al movimiento vibrante y diverso de resistencia del pueblo
palestino y a enfrentar las injusticias de las cuales los países donde
vivimos son responsables.
Apoyamos inequívocamente el derecho de
retorno palestino. Llamamos al desmantelamiento de la ley israelí
racista del retorno que privilegia los derechos de cualquier persona que
el Estado de Israel estima como "judía" para establecerse en Palestina,
mientras que excluye a los palestinos y los convierte en refugiados.
Respondemos sin reservas al llamado de Palestina al boicot, retiro de inversiones y sanciones contra el Estado de Israel.
Apoyamos
la exigencia de la liberación de los presos políticos palestinos y de
acabar con los encarcelamientos de líderes políticos, mujeres, niños y
adultos palestinos como método de control y terror.
No es nuestra
tarea prescribir el camino que el pueblo palestino debe tomar para
definir su futuro. No pretendemos sustituir nuestras voces por las de
ellos. Nuestras estrategias y acciones surgirán de nuestras relaciones
activas con quienes están involucrados en la gama de luchas de
liberación dentro de Palestina y en el resto de la región. Apoyaremos su
lucha por sobrevivir, mantenerse firme y avanzar en su movimiento lo
mejor que puedan, en sus propios términos.
Somos copartícipes de
los vibrantes movimientos populares de resistencia de nuestro tiempo que
defienden y enaltecen las vidas de todas las personas y la del planeta
mismo. Somos copartícipes de los movimientos que lideran los más
afectados por la conquista del imperio, la ocupación, el racismo, el
control y la explotación global de personas y recursos. Defendemos la
protección del mundo natural. Defendemos los derechos de los pueblos
autóctonos a sus tierras y a su soberanía.
Defendemos los derechos
de los inmigrantes y refugiados a la libre circulación y seguridad a
través de las fronteras. Defendemos los derechos de los trabajadores -
incluyendo a los trabajadores inmigrantes introducidos en Israel para
reemplazar tanto la mano de obra palestina como la mizrahi - a la
justicia económica y a la auto-determinación. Defendemos los derechos a
la justicia racial y a la expresión cultural. Defendemos los derechos de
las mujeres y los niños y de todos los grupos explotados a ser libres
de subyugación. Y defendemos los derechos universales al agua, a la
alimentación, la vivienda, la educación, los servicios de salud y a
vivir sin violencia - la única base sobre la cual la sociedad humana
puede sobrevivir y florecer.
Nos comprometemos a apoyar la
justicia para curar las heridas ocasionadas por la imposición y el
funcionamiento de la dominación colonial en Palestina y en el resto de
la región; los traumas de la opresión europea de judíos que el
proyecto sionista está explotando; los miedos y privaciones sufridas a
través de años de derramamiento de sangre; las manipulaciones de la
cultura y los recursos usados para explotar a los judíos mizrahi y para
separarlos de los palestinos; y la progresiva masacre, violación y
despojo del pueblo palestino.
La justicia por la que trabajamos
debe ser construida por todos a lo largo de Palestina, incluyendo Israel
y por los refugiados palestinos, cuya lucha por su autodeterminación
puede llevar a la igualdad y la libertad de todos los que viven allí y
en las tierras circundantes.
Red Judía Antisionista Internacional