IJAN International Jewish Anti-Zionist Network (Red Judía Antisionista Internacional)

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Islamofobia: la intolerancia fanática de nuestra era



Varios casos de intolerancia islamofóbica han sido noticia en los EEUU recientemente. Planes de construir y ampliar mezquitas fueron recibidos con hostilidad, amenazas y violencia. En Temecula, California, residentes expresaron su oposición a una mezquita en su comunidad, acosando a los fieles musulmanes con perros. En Jacksonville, Florida, una bomba casera fue detonada en un centro islámico mientras 60 personas oraban en su interior. En Gainesville, Florida, una iglesia anunció planes para conmemorar el aniversario del 11 de septiembre con una quema pública del Corán. La oposición política a la construcción de un Centro de la Comunidad Islámica cerca del World Trade Center parece haberse basado en la suposición de que todos los musulmanes deberían sentirse responsables del ataque a las Torres Gemelas. De allí a extravagantes acusaciones por parte de los miembros del Congreso y comentaristas de noticias de EEUU de que los musulmanes estarían conspirando para imponer la ley Sharía en los Estados Unidos, hubo un pequeño paso.
Islamofobia es el miedo al Islam y la persecución y opresión de musulmanes, así como de personas asociadas al Islam en el imaginario occidental. En primer lugar, la islamofobia ayuda a justificar y a sostener una agenda bélica y económica de EEUU y facilita la demonización de cualquier resistencia a esta agenda. Como tal, los ataques a las Torres Gemelas, a pesar de ser una consecuencia de décadas de intervenciones manifiestas y encubiertas de EEUU en Asia Meridional y Occidental, se convirtió en la excusa para las más agresivas operaciones y ocupaciones militares. Como resultado de esto, sólo los países musulmanes que desafían los intereses de la dupla EEUU-Israel (y aliados) son el objetivo de esta "Guerra contra el Terror": Irak, Afganistán, Irán, Líbano, Siria y, por supuesto, los palestinos. En marcado contraste, las fuerzas que se alinean con la agenda de EEUU y aliados, tales como el régimen represivo y ultraconservador en Arabia Saudita, son llamados "moderados".
El interés común en el dominio militar para el control de tierras y recursos en la región ha alimentado la antigua "relación especial" entre los EEUU e Israel. Por más de seis décadas, Israel ha retratado a los palestinos como terroristas sobre la base del peligro que su misma existencia y supervivencia significan para la legitimidad de un estado exclusivamente judío en Palestina. La islamofóbica "Guerra contra el Terror" de las últimas décadas posiciona los intereses nacionales de Israel como si estuvieran al servicio de los intereses del “mundo libre”. Los apologistas de Israel, alimentando y apoyándose en tendencias islamofóbicas en todo el mundo, representan a ese Estado como un “oasis de la civilización occidental” en el medio de un “violento y primitivo Oriente Medio”. Se ofrece al pueblo palestino como cordero de sacrificio para mantener y facilitar las relaciones precarias entre EEUU, Israel y los regímenes de la región. Por ejemplo, Egipto y Jordania se benefician de esta alianza y de la represión de la resistencia a la occidentalización por parte de las fuerzas musulmanas en sus propios países.
Especialmente después del 11 de septiembre, la islamofobia se convirtió en un factor clave para la obtención del consentimiento para la reducción radical de los derechos civiles en los EEUU, abriendo la puerta a una nueva ola virulenta de legislación antiinmigratoria. Esto está ejemplificado por las leyes de apartheid de Arizona, que se extienden rápidamente por los EEUU. A nivel mundial, la islamofobia está muy difundida, ya que sirve a intereses múltiples. En Europa, la “amenaza del Islam a la comunidad internacional” continúa el legado de la discriminación contra las comunidades de inmigrantes, principalmente procedentes de los antiguos dominios imperiales: paquistaníes y bangladeshíes en el Reino Unido, los argelinos en Francia, turcos en Alemania, y muchos más. En la India, un poderoso partido político antiislámico y prosionista organizó en varias ocasiones pogromos contra las comunidades musulmanas en los que miles de musulmanes han sido asesinados. En Paquistán, la islamofobia se convirtió en la base de la alianza entre los EEUU y el régimen de Musharraf. Por su parte, Israel continúa con su limpieza étnica en la Palestina histórica y ha perfeccionado la subordinación y la discriminación legal contra los palestinos.
A medida que entramos en el tercer año de trabajo en la Red Internacional Judía Antisionista (IJAN), identificamos la lucha contra la islamofobia como prioridad. En nuestro compromiso con la liberación de Palestina, notamos cómo la islamofobia proporciona divisas culturales e ideológicas para el apoyo occidental a Israel. Como parte de los movimientos contra la guerra y la ocupación militar, condenamos el papel que juega Israel en la agenda militar y económica de EEUU y aliados. Como miembros en la lucha contra el racismo en nuestros países y comunidades, afirmamos que la aprobación del sionismo por parte de los gobiernos occidentales y las élites políticas conlleva un alto precio en términos del bienestar y la seguridad de las personas.
El sionismo está ligado a la islamofobia que, además de apuntar contra musulmanes y otros individuos árabes y del Oriente Medio, incluidos judíos árabes, difunde la intolerancia y produce un ambiente de discriminación étnica y racista. El impacto del sionismo en nuestras sociedades es el de alimentar y fortalecer tendencias políticas y sociales fundamentalistas de la derecha conservadora hacia la discriminación basada en las diferencias raciales, culturales y étnicas, la exclusión social y la violencia que llevan a la pobreza, la restricción de movimiento, pérdida de empleo , el encarcelamiento, la separación, la deportación y la muerte.
Como una red de judios comprometidos con el respeto a las historias judías, nos sentimos profundamente afectados por la marcada similitud entre el rol desempeñado por la islamofobia hoy y el desempeñado cien años atrás por la judeofobia en una consolidación semejante de una identidad occidental. En países donde uno podría ser arrestado por difamar judios, hoy se permite expresar el odio contra musulmanes y árabes y reducirlos a la categoría de eternos extranjeros. Estamos profundamente preocupados, no sólo por el fracaso de las organizaciones judías en responder de manera remotamente adecuada a este desafío moral, sino también por su complicidad absoluta y su participación en la intolerancia fanática de nuestro tiempo.
Grupos judíos en los EEUU han utilizado retórica y actividades islamofóbicas y antiárabes durante décadas en su defensa de Israel. Más recientemente, La Liga Anti-Difamación (ADL) y el Centro Simón Wiesenthal, ambos posando de organizaciones judías líderes por los derechos civiles en los EEUU, se opusieron a la construcción de un centro comunitario islámico en Nueva York. Como grupo de judíos que se oponen al sionismo, nuestros puntos de vista son a menudo mal recibidos en grupos judíos corrientes como la ADL o el Centro Wiesenthal. Muy frecuentemente, judios que se identifican con Israel nos han dicho que apoyamos la liberación palestina porque somos indiferentes a nuestra propia historia. No estamos de acuerdo.
¿Qué lectura de la historia judía no nos haría oír los ecos de la Kristallnacht en los planes de una iglesia de quemar públicamente libros sagrados musulmanes? ¿Qué lectura de la historia judía permitiría oír a miembros del Congreso acusando a los musulmanes de intrigas para derrocar la Constitución e imponer la sharía en los EEUU sin oír los ecos de los nazis acusando a los judíos de pretender dominar el mundo? En el intento de culpabilizar a musulmanes para apoyar la agenda de hegemonía global de EEUU y sus aliados, ¿qué lectura de la historia judía no oiría la culpabilización de los judios dentro del programa fascista de dominio mundial? Mientras los musulmanes se ven amenazados, objeto de burlas y hostigamiento durante el culto, ¿qué lectura de la historia judía no oiría el estruendo de un pogromo que se aproxima?
Negarse a reconocer la persecución de una minoría étnica y religiosa —y participar en ella—borra 2000 años de historia judía europea a cambio de los privilegios del poder. Traiciona a la obligación de “recordad que fuisteis siervos.” Es verdad que la interpretación selectiva de la historia a fin de alinearse con el poder dominante tiene raíces profundas en la historia judía en sí, pero no todas las raíces deberían ser alimentadas. En su lugar, optamos por cultivar los legados profundos de la participación judía en la lucha por nuestra propia liberación y por la liberación colectiva.
Aprovechamos la oportunidad del día de la Expiación judío de este año para reconciliar las lecciones de nuestras propias historias resolviendo adoptar una postura colectiva contra toda forma de prejuicio y odio raciales y religiosos.

2 comentarios:

  1. me gusto mucho tu ensayo y me encanta que halla personas en Argentina que piesen com usted ;)

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  2. Muy buenas palabras y muy bien planteado su punto de vista, hacen ver que judaismo y sionismo no son terminos equivalentes.

    Yo siempre he pensado que la islamofobia de hoy es totalmente equivalente a la judeofobia de hace unas décadas, lo noté especialmente cuando tomé la decisión de seguir el islam, parece que mis derechos a pesar de mi ciudadanía, hubieran menguado por el mero hecho de cambiar de religión.

    Un saludo afectuoso a todos los judíos que apoyan esta causa de forma pacífica porque se sienten identificados.

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