31 de enero de 2020.
La Red Internacional Judía Antisionista (IJAN) - España y Argentina se unen a los luchadores del movimiento de liberación nacional palestino, a los pueblos árabes en general y a todas las voces por la justicia en rechazo del llamado "Acuerdo del siglo" del presidente estadounidense Donald Trump y del israelí Netanyahu, el cual busca imponer una prisión definitiva en Palestina bajo el nombre de “paz”.
En esencia, el plan no es nada nuevo, sino continuación de una agenda colonial sistemática que se remonta a la Declaración Balfour y los acuerdos de Oslo. Se trata de la misma oferta sionista de crear un apartheid en Palestina. Su objetivo es oficializar los hechos que ya son realidad en el terreno: un verdadero archipiélago de poblados palestinos rodeados de asentamientos israelíes militarizados en Cisjordania. Israel además planea anexar efectivamente las aguas de la Franja de Gaza e imponer una "desmilitarización total" al pueblo palestino, privándolo de hecho de su derecho, protegido por la legalidad internacional, a resistir la ocupación colonial de sus tierras.
Lo nuevo está solamente en la apariencia: el "proceso de paz perpetuo", que durante mucho tiempo ha sido una máscara para la ocupación colonial de asentamiento, ahora se está cayendo. En su lugar, EEUU e Israel intentan imponer una nueva serie de muros y jaulas, con la esperanza del disponer del acuerdo de colaboradores palestinos .
El plan acelera las antiguas ambiciones neoliberales de "paz económica" de la Autoridad Palestina, imaginando que miles de millones de nuevas inversiones fluirán para pacificar a la población palestina. De hecho, tales flujos de inversión son una definición de libro del concepto de imperialismo, por los que se convierte a un pueblo atrapado y ocupado en un mercado laboral cautivo, para ser super explotado por aquellos a quienes los israelíes sean capaces de obligar a aceptar el acuerdo a cambio de garantizar el convenio de sumisión llamado "cooperación de seguridad".
Además, según el plan, muchos prisioneros políticos palestinos en el sistema carcelario sionista permanecerán allí, para ser liberados sólo si Israel lo consiente, sin ninguna obligación legal de hacerlo. Por lo tanto, el "estado" palestino que concibe el plan nacería con miles de personas en las cárceles israelíes. Asimismo, un insulto mayor es la liquidación completa del derecho palestino al retorno y de la cuestión de los refugiados, ya que el "Acuerdo del Siglo", yendo aún más allá de cualquier acuerdo de capitulación que EEUU e Israel intentaron previamente imponer a Palestina, no admite siquiera un número simbólico de refugiados ni reconoce sus derechos.
El plan se basa en gran medida en la coordinación de seguridad con los estados clientes de EEUU, Egipto y Jordania, los que son parte clave de la arquitectura de seguridad regional de EEUU y producto de la marginación del nacionalismo árabe. El papel extenso atribuido a Jordania reafirma a la cuestión de Palestina como una cuestión árabe regional, con la liberación de Palestina íntimamente ligada a la caída de los estados vecinos, clientes de Estados Unidos El régimen de EEUU también pretende utilizar el plan para extinguir los focos remanentes del nacionalismo árabe y las estrategias contra la normalización, incitando a los estados árabes a normalizar sus relaciones con Israel.
En la otra cara de la moneda, el plan nombra específicamente a Hamas, la Jihad Islámica, Hezbolá e Irán como antagonistas palestinos o regionales del sionismo. Tal objetivo explícito en el marco de un plan de "paz" muestra cómo esta ilusoria pacificación final de los palestinos es parte integrante de una agenda más amplia de "seguridad" orientada a la derrota de las fuerzas de resistencia regionales y la protección de los intereses regionales de los Estados Unidos: petróleo, Israel y venta de armas, afianzado así el rol de esta zona como piedra angular del capitalismo global. En ese sentido, el plan va de la mano de la creciente construcción de políticas violentas, xenófobas y misóginas que buscan negar y suprimir los derechos sociales y económicos de las personas en todo el mundo.
IJAN-España y Argentina rechazan este plan y la agenda estadounidense-israelí de manera enérgica, así como el engaño de que los regímenes estadounidense o israelí hablen o actúen en nombre de los judíos. Nuestra respuesta a dicho plan es nuestra promesa de intensificar los esfuerzos de resistencia popular, como el boicot, la desinversión y sanciones al régimen colonial israelí.
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