miércoles, 10 de mayo de 2017

Nunca Más para Nadie

Desde JUNTS- Associació Catalana de Jueus i Palestins, IJAN- Red Judía Antisionista Internacional -, y el Instituto de Derechos Humanos de Cataluña, celebramos la Resolución en Defensa del Derecho Internacional Humanitario (DIH) y de los Derechos Humanos (DDHH) del pueblo palestino, aprobada con los apoyos de BEC, ERC, PSC y la CUP, más la abstención de Convergencia, en la Comisión de Presidencia, Derechos de Ciudadanía, Participación, Seguridad y Prevención el pasado 19 de abril en el Ayuntamiento de Barcelona.
Se trata de un primer paso en la defensa de los DDHH y del DIH, y especialmente en su aplicación a nivel global, ya que implica trabajar para que las violaciones de estos derechos por los Estados, instituciones o empresas en cualquier parte del mundo puedan ser tenidas en cuenta en los mecanismos de contratación y compra pública del Ayuntamiento. De esta manera Barcelona dejará de ser cómplice de la vulneración de los DDHH y el DIH.
La moción recoge una preocupación por la constante violación de estos derechos en Palestina por parte del Estado de Israel, sus instituciones y sus empresas, pero también sobre cualquier empresa que esté directamente relacionada con estas vulneraciones, ya sea en Palestina o en otros lugares del mundo.
También reconoce la legitimidad de iniciativas y campañas no violentas promovidas por la sociedad civil palestina e internacional para reivindicar la defensa de los DDHH y del DIH en Palestina, así como mantiene la firmeza y el compromiso en la protección de la libertad de expresión y libertad de asociación.
Desde las entidades firmantes:
Vemos con preocupación la noticia aparecida en La Vanguardia el día 26 de abril, que afirma que la “comunidad judía” ve en esta resolución “un poso de antisemitismo”.
En primer lugar queremos aclarar que no existe una única comunidad judía, sino una diversidad de comunidades. Judaísmo e identidad judía abarcan una variedad de expresiones religiosas y seculares y un conjunto robusto y variado de tradiciones, culturas y experiencias vividas. En este sentido, los colectivos a los que da voz el artículo son unas específicas comunidades religiosas y que no recogen la opinión de ciudadanas y ciudadanos judías no adscritos. Las comunidades de IJAN y JUNTS, representamos otra opinión y presentamos este manifiesto en apoyo a la moción aprobada por el Ayuntamiento de Barcelona, no sintiéndonos representadas por las comunidades anteriormente mencionadas ni por sus declaraciones.
Además, nos preocupa la práctica de asignar a cualquier crítica a la política sionista del Estado de Israel la etiqueta de ‘antisemitismo’. Implica una banalización del antisemitismo, diluye su comprensión, hace cada vez más difícil luchar contra él y es dañina. El antisemitismo debe perseguirse, cómo cualquier forma de racismo.
Entendemos el antisemitismo como discriminación, violencia o estereotipos hacia las personas judías por el hecho de ser judías y que se ha manifestado históricamente en la desigualdad estructural, en la expulsión y en el genocidio, con el ejemplo más conocido del genocidio nazi en Europa.
Por otra parte, las personas israelíes son las ciudadanas del Estado de Israel, en su mayoría judía, seculares o religiosas. Tienen una diversidad de posturas en el ámbito político, en las que se incluye el antisionismo, y también en la identidad religiosa.
El Estado de Israel tiene al sionismo como fundamento ideológico, una ideología basada en un nacionalismo excluyente, en el contexto del auge de los nacionalismos europeos. El sionismo es un colonialismo de asentamiento, fomentado y patrocinado por las potencias coloniales de la época, y siendo su acto fundador la expulsión por la fuerza del 70% de la población palestina en 1947, 750.000 personas, cuyas descendientes siguen viviendo en el exilio, o en otras partes del país. El Estado se vale de innumerables leyes que discriminan sin ningún miramiento a las personas de la población no-judía, en su mayoría población palestina, constituyendo a todas luces un ejemplo de segregación o Apartheid, según el término acuñado en la antigua Sudáfrica.
Es por ello que los y las miembros de judías de JUNTS, IJAN y de otros colectivos, nos oponemos al sionismo, por ser el fundamento de las políticas racistas y colonialistas del Estado de Israel, y por lo tanto, ser antisionista es ser antirracista. Criticar a Israel es un derecho democrático como lo es la crítica a cualquier otro estado.
Luchar contra el antisemitismo es también denunciar de qué manera las definiciones imprecisas, o fraudulentas del antisemitismo tienen un impacto perjudicial en los movimientos por la justicia. Estas definiciones arbitrarias y superficiales son utilizadas a menudo para defender las políticas israelíes insertadas en la elaboración de discursos islamófobos a nivel global.
La campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), es una campaña antirracista y no violenta iniciada por la sociedad civil palestina en 2005, y que pide que se aplique el Boicot, las Desinversiones y Sanciones al Estado de Israel, y a sus instituciones, así como aquellas empresas que se aprovechan de la ocupación y colonización de Palestina. Es una llamada a la solidaridad internacional de la sociedad civil y pide que se desarrolle hasta que se respeten las tres reivindicaciones basadas en la legalidad internacional: devolución de las tierras ocupadas desde 1967 y destrucción del Muro, derecho al retorno de las personas refugiadas e igualdad de derechos para la población palestina que vive dentro del Estado de Israel. El BDS es una herramienta de lucha no violenta que cuenta con nuestro apoyo y participación activa.
Acusar de antisemitismo a quien promueve el respeto de los DDHH, perjudica y banaliza las verdaderas manifestaciones de antisemitismo que, teniendo en cuenta el auge de los partidos políticos y movimientos de extrema derecha que cogen fuerza en los últimos tiempos tanto en Europa como en Estados Unidos, nos llama a estar alertas frente a estas orientaciones.
Por todo ello, las entidades firmantes no seremos cómplices de la instrumentalización y el abanderamiento que hace Israel de algunas comunidades judías del mundo para justificar políticas de colonización sistemática y ocupación ilegal.
Como afirma “Jewish Voice for Peace* “Nunca más para nadie” significa para toda la humanidad. Nunca más para nadie significa inspirarnos en nuestras historias y mantenernos firmes en contra de todas las discriminaciones. Es por ello que hacemos un llamamiento a estar unidas en la defensa de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario, como uno de los mecanismos necesarios para la descolonización de Palestina, y permitir que se desarrollen sociedades libres en Palestina y en todo el mundo.

*Jewish Voice for Peace es una comunidad judía de EEUU formada por miles de personas que defiende un proyecto de igualdad de derechos entre palestinas y judías.

miércoles, 19 de abril de 2017

Marwan Barghouti, por los presos políticos palestinos, en The New York Times


Traducción de "Por qué estamos en huelga de hambre en las prisiones israelíes" (Why we are on hunger strike in Israel's prisons", publicado en el New York Times, 16 de Abril de 2017)








Prisión Hadarim, Israel - 

Después de pasar los últimos 15 años en una
prisión israelí, he sido testigo y víctima del sistema ilegal de
arrestos arbitrarios y malos tratos a prisioneros palestinos.

Después de agotar todas las otras opciones, decidí que no había más
remedio que resistir a estos abusos haciendo una huelga de hambre.
Unos mil prisioneros palestinos han decidido participar en esto, que
comienza hoy, el día que observamos desde aquí como el Día de los Prisioneros.

La huelga del hambre es la forma más pacífica de resistencia
disponible. Inculca dolor únicamente a quienes participan y a sus
seres queridos, con la esperanza de que sus estómagos vacíos y su
sacrificio ayuden a que el mensaje resuene más allá de los confines de
sus células oscuras.

Décadas de experiencia han demostrado que el sistema inhumano de
ocupación colonial y militar de Israel pretende romper el espíritu de
los prisioneros y la nación a la que pertenecen, infligiendo
sufrimiento a sus cuerpos, separándolos de sus familias y comunidades,
utilizando medidas humillantes para obligarlos a la subyugación. A
pesar de tal tratamiento, no nos rendiremos a él.

Israel, la potencia ocupante, ha violado el derecho internacional de
múltiples maneras durante casi 70 años, y sin embargo se le ha
concedido la impunidad de sus acciones. Ha cometido violaciones graves
de los Convenios de Ginebra contra el pueblo palestino; Los presos,
incluidos hombres, mujeres y niños, no son la excepción.

Tenía sólo 15 años cuando fui encarcelado. Tenía apenas 18 años cuando
un interrogador israelí me obligó a abrir las piernas mientras yo
estaba desnudo en la sala de interrogatorios, antes de golpear mis
genitales. Me desmayé del dolor, y la caída resultante dejó una
cicatriz eterna en mi frente. El interrogador se burló de mí después,
diciendo que yo nunca procrearía porque la gente como yo sólo dan a
luz a terroristas y asesinos.

Unos años más tarde, estaba otra vez en una prisión israelí,
dirigiendo una huelga de hambre, cuando nació mi primer hijo. En lugar
de los dulces que solemos distribuir para celebrar tales noticias,
entregué sal a los demás prisioneros. Cuando él apenas tenía 18 años,
fue detenido y pasó cuatro años en prisiones israelíes.

El mayor de mis cuatro hijos es ahora un hombre de 31. Sin embargo,
aquí estoy todavía, persiguiendo esta lucha por la libertad junto a
miles de prisioneros, millones de palestinos y el apoyo de tantos en
todo el mundo. Qué pasa con la arrogancia del ocupante opresor y sus
partidarios que los hace sordos a esta sencilla verdad: Nuestras
cadenas se romperán antes que nosotros, porque es la naturaleza humana
atender el llamado a la libertad sin importar el costo.

Israel ha construido casi todas sus prisiones dentro de Israel en
lugar de en el territorio palestino ocupado. Al hacerlo, ha
transferido ilegal y forzosamente civiles palestinos al cautiverio, y
ha utilizado esta situación para restringir las visitas familiares e
infligir sufrimientos a los prisioneros a través de largos transportes
bajo condiciones crueles. Los derechos básicos que deberían ser
garantizados por la ley internacional -incluidos algunos dolorosamente
garantizados mediante anteriores huelgas de hambre- se convirtieron en
privilegios que su servicio de prisiones decide concedernos o privarnos.

Los prisioneros y detenidos palestinos han sufrido tortura, tratos
inhumanos y degradantes y también muchos casos de negligencia médica.
Algunos han sido asesinados mientras estaban detenidos. Según el
último recuento del Club de Prisioneros Palestinos, alrededor de 200
prisioneros palestinos han muerto desde 1967 debido a tales acciones.
Los prisioneros palestinos y sus familias también siguen siendo el
blanco principal de la política de Israel de imponer castigos colectivos.

A través de nuestra huelga de hambre, buscamos el fin de estos abusos.

En las últimas cinco décadas, de acuerdo con el grupo de derechos
humanos Addameer, más de 800.000 palestinos han sido encarcelados o
detenidos por Israel, lo que equivale a alrededor del 40 por ciento de
la población masculina del territorio palestino. Hoy en día, unos
6.500 siguen encarcelados, entre ellos algunos que tienen la triste
distinción de mantener registros mundiales durante los períodos más
prolongados de detención de presos políticos. Casi no hay una sola
familia en Palestina que no haya soportado el sufrimiento causado por
el encarcelamiento de uno o varios de sus miembros.

¿Cómo dar cuenta de este increíble estado de las cosas? Israel ha
establecido un doble régimen jurídico, una forma de apartheid
judicial, que proporciona una impunidad virtual para los israelíes que
cometen crímenes contra palestinos, mientras que criminaliza la
presencia y resistencia palestinas. Los tribunales de Israel son una
farsa de la justicia, claramente instrumentos de ocupación colonial y
militar. Según el Departamento de Estado, la tasa de condenas para los
palestinos en los tribunales militares es de casi el 90 por ciento.

Entre los cientos de miles de palestinos a los que Israel ha llevado
cautivos se encuentran niños, niñas, mujeres, parlamentarios,
activistas, periodistas, defensores de derechos humanos, académicos,
figuras políticas, militantes, transeúntes, familiares de prisioneros.
Y todos con un objetivo: enterrar las aspiraciones legítimas de una
nación entera. Sin embargo, las cárceles de Israel se han convertido
en la cuna de un movimiento duradero para la autodeterminación de los
palestinos.

Esta nueva huelga de hambre demostrará una vez más que el movimiento
de los presos es la brújula que guía nuestra lucha, la lucha por la
Libertad y la Dignidad, el nombre que hemos elegido para este nuevo
paso en nuestro largo camino hacia la libertad. Las autoridades
israelíes y su servicio penitenciario han convertido los derechos
básicos que deben garantizarse en virtud del derecho internacional
-incluidos los dolorosamente garantizados mediante anteriores huelgas
de hambre- en privilegios que deciden concedernos o privarnos.

Israel ha intentado calificarnos a todos como terroristas para
legitimar sus violaciones, incluyendo detenciones arbitrarias masivas,
tortura, medidas punitivas y severas restricciones. Como parte del
esfuerzo de Israel por socavar la lucha palestina por la libertad, un
tribunal israelí me condenó a cinco penas de cadena perpetua y a
cuarenta años de prisión en un juicio político que fue denunciado por
observadores internacionales.

Israel no es el primer poder ocupante o colonial que recurre a tales
expedientes. Todo movimiento de liberación nacional en la historia
puede recordar prácticas similares. Es por eso que muchas personas que
han luchado contra la opresión, el colonialismo y el apartheid están
con nosotros. La campaña internacional para liberar a Marwan Barghouti
y a todos los presos palestinos con el ícono antiapartheid Ahmed
Kathrada y mi esposa Fadwa, inaugurada en 2013 desde la antigua celda
de Nelson Mandela en Robben Island, han contado con el apoyo de ocho
premios Nobel de la Paz, 120 gobiernos y cientos de líderes,
parlamentarios, artistas y académicos de todo el mundo.

Su solidaridad expone el fracaso moral y político de Israel. Los
derechos no son otorgados por un opresor. La libertad y la dignidad
son derechos universales que son inherentes a la humanidad, para ser
disfrutados por cada nación y todos los seres humanos. Los palestinos
no serán una excepción. Sólo terminar la ocupación terminará con esta
injusticia y marcará el nacimiento de la paz.


lunes, 17 de abril de 2017

Carta de IJAN a los dirigentes del Sindicalismo uruguayo





A los dirigentes del Sindicalismo uruguayo,


Desde nuestra posición anticolonialista y antiracista, manifestamos la esperanza de que el Estado de Israel no torne en peones de su propaganda a determinados líderes "sindicalistas" quienes, como trascendido a través de la prensa, hacen la vista gorda al colonialismo y la limpieza étnica en Palestina. Aceptando una invitación oficial por parte de la Histadrut, instrumento reconocido por su rol netamente colonizador y su inherente racismo, estos sindicalistas actúan como títeres en una campaña de "lavado de cara" a los crímenes históricos del colonialismo antipalestino.


Sería un duro golpe para todo el movimiento sindical latinoamericano semejante complicidad miope, llegando al punto de negar las política de exterminio inherentes del proyecto colonial del Estado de Israel contra el pueblo originario de Palestina, el cual hoy vive en una grave situación de Apartheid, como denunciado por varios expertos en Derecho Internacional y exponentes sudafricanos de la lucha antiapartheid, como Desmond Tutu.

Igual de indignante, por lo falsificador y malintencionado, es el intento de difamar con las ya gastadas acusaciones de "antijudaísmo", al movimiento no-violento por los derechos inalienables palestinos conforme al derecho internacional y las Resoluciones de la ONU, denominado BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones). Dicho Movimiento, al igual que su homónimo sudafricano, vencerá de la mano del resto de la Resistencia Palestina al Apartheid israelí más temprano que tarde, a pesar de "sindicalistas" que prefieran posicionarse a contramano de la historia.

Red Internacional Judía Antisionista - IJAN
International Jewish Anti-Zionist Network