Por David Comedi (En Nuestro Nombre No - Tucumán)
En respuesta a su artículo: "Retrato del antisemita actual" (http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1099248 )
Estimado Dr. Kovadloff:
Quiero felicitarlo por los primeros dos párrafos de su artículo, donde aclara sobre la diferencia entre antisemitismo y criticismo hacia políticas del Estado de Israel.
Creo sin embargo que se equivoca en el resto de su análisis, porque Ud. ignora en él dos hechos fundamentales:
A) Que los dirigentes de la colectividad judía argentina se han encolumnado invariablemente en apoyo incondicional a las políticas del Estado de Israel durante las últimas décadas y, en particular, también durante la reciente invasión y ataque por parte del ejército israelí a Gaza, donde fueron masacrados cientos de civiles palestinos,.
B) Que el resto de los miembros de esa colectividad, la gran mayoría, salvo honrosas excepciones[1], ha dado también su apoyo incondicional al Estado de Israel, simplemente por haberse quedado callada ante la declaración de sus propios dirigentes.
Siendo así, estará Ud. de acuerdo que es bastante natural que cualquier persona indignada con la masacre de civiles palestinos en Gaza o de libaneses en el Líbano por parte del ejército israelí tienda a pensar que dirigentes y miembros de la colectividad judía son una mera extensión del Gobierno del Estado de Israel, como Ud. mismo denuncia en su artículo.
A esto, Dr. Kovadloff, hay que sumarle los efectos del discurso sionista preponderante tanto en la retórica de la Hasbará (propaganda) israelí, como en las diversas manifestaciones de los dirigentes de la comunidad judía argentina. Déjeme explicarle: según ese discurso, el Estado de Israel sería “la patria de los judíos”. Y esto va más allá: el Estado de Israel usa un talit[2] como bandera, donde incluye un maguén (escudo) David[3], y utiliza una menorá[4] como símbolo nacional. Comprenderá Ud., si utiliza una lógica simple, que todo esto, sumado a la criminalidad del Estado de Israel contra los palestinos y libaneses de las últimas décadas, no hacen más que incitar la asociación automática de los judíos con Israel y una consecuente judeofobia.
Me resulta muy extraño que Ud., que dice analizar los casos recientes de judeofobia en la Argentina, haya ignorado estos puntos fundamentales. ¿Fueron deliberadamente ignorados, Dr. Kovadloff? ¿Acaso los considera sin importancia? ¿O ha optado, Ud. también, por posicionarse del lado del Estado de Israel? Por ejemplo ¿no se encuentra su acusación de antisemitismo hacia el presidente de Irán, que Ud. menciona al paso como un sobreentendido, en absoluta adhesión al discurso del Estado de Israel, que como todos sabemos compite con Irán por la hegemonía estratégica en el Medio Oriente?
Para finalizar, cito una frase suya al final de su artículo, donde Ud. manifiesta preocupación por “los atentados contra las comunidades judías concebidas como cuerpos extraños a las sociedades que integran podrían multiplicarse en un futuro próximo, estimulados por el curso que ha tomado el conflicto de Medio Oriente”. Sr. Kovadloff: si realmente está preocupado por eso, debería unirse a nuestras voces, voces de hijos de la colectividad judía argentina, que claman por lo siguiente:
1) Que Israel renuncie al discurso sionista, o sea, que declare ante el mundo que no representa la patria de los judíos, que derogue la Ley del Retorno para los judíos, y que elimine los símbolos del judaísmo de sus banderas y armas,
2) Que los dirigentes de las comunidades judías locales, al igual como lo hicieron los de la comunidad judía iraní, también renuncien al discurso sionista, o sea, que declaren que el Estado de Israel no es la patria de los judíos, y que por tanto no los representa.
Si esto, por falta de consenso o cualquier otro motivo, no pudiese ocurrir, entonces:
3) Que el Estado de Israel se retracte ante la Humanidad por los crímenes realizados contra los palestinos, y que pague por ellos, como se ha exigido de Alemania hacia los judíos víctimas de los crímenes nazis. Es decir: que el Estado de Israel garantice la total indemnización y el derecho del retorno de esos palestinos a sus tierras y hogares en la Palestina histórica.
Creemos firmemente que, sin estos pasos previos, será muy difícil que la educación local contra la judeofobia que Ud. propone pueda rendir frutos verdaderos.
Atentamente,
Dr. David Comedi
[1] En nuestro nombre no (http://ennuestronombreno.blogspot.com ) y Laura Ginsberg (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-119220-2009-01-30.html )
[2] Paño blanco y azul usado en rituales religiosos judíos
[3] A veces traducido incorrectamente como “estrella de David”
[4] Candelabro de 7 brazos usado en festividades religiosas judías
sábado, 30 de mayo de 2009
Declaración contra la criminalización del antisionismo y la protesta social
Ante los sucesos del Domingo 17 es un error realizar un análisis simplista. Y sin embargo es simple y primordial señalar que establecer los actos o declaraciones antisionistas como hechos de antisemitismo per se no puede tener otro objeto que acallar y perseguir las protestas sociales y repudios a la política Israelí, y de ninguna manera constituye una estrategia en la lucha contra una perversión ideológica, el antisemitismo, sino la criminalización estratégica de una legitima posición política, el antisionismo. Por eso, desde No En Nuestro Nombre exigimos la liberación de los militantes que fueron detenidos en el marco de la judicialización de los repudios al accionar del Estado de Israel y la persecución y silenciamiento de la protesta social.
Israel vive de un capital simbólico, el del judío, y en ese capital simbólico se funda toda la estrategia de exculpación de su política de opresión en Palestina y de manipulación en sus relaciones internacionales. Ese capital no le pertenece. La verba de esta política trata de borrar la distinción entre el ser judío y el ser israelí para aglutinar voluntades. Es mediante este artilugio que se persigue todo cuestionamiento político e intelectual a su accionar estatal como si fuera un acto anti-judío. Debe comprenderse que esa confusión entre judaísmo e Israel esta cargada políticamente y es promovida por el estado de Israel y la dirigencia judía pero puede y ha sido utilizada por el antisemitismo. La judeofobia no es responsabilidad del Estado de Israel, pero tampoco es él inocente.
Si agencias como la DAIA y la prensa argentina estuviesen realmente preocupados por evitar actos antisemitas y su raigambre en la sociedad argentina, deberían realizar lo opuesto a lo que efectivamente hacen. Deberían producir la crítica a la falsa igualación de Judaísmo y Sionismo, analizar la ligazón que hubiese, dejar de utilizar y confundir antisionismo y antisemitismo como si fueran sinónimos y diferenciar judaísmo e Israel para desmarcar al primero de las brutales políticas del segundo. Deberían señalar que los Judíos no justifican lo que Israel hace, hay judíos que sí, judíos que no, evangelistas sionistas que sí, otros que no, espectros de la derecha que sí, occidentales cruzados contra el Islam que también, en lugar de ponernos el mote de cómplices a todos los circuncisos al señalar que el desprecio ante las acciones de Israel es un desprecio hacia los judíos.
Una verdadera posición contra-antisemita debe alzarse ante esta estrategia si se quiere evitar el desarrollo de nuevas formas de judeofobia y luchar contra la existente. Si se considera que actos de antisemitismo pueden camuflarse en discursos antisionistas, entonces habrá que condenar lo antisemita oculto, no al antisionismo que es una expresión política y ética más que legítima y aún legal ante el accionar ilegítimo, injusto y brutamente criminal del Estado Israelí. El racismo es hijo de las simplificaciones y nunca de la indagación concienzuda.
La defensa política de Israel vocifera consignas y alza su dedo acusador ante la falta de argumentos veraces, y el frente que se levanta contra la injusticia acá y en Palestina no puede quedarse igualmente a ese nivel sino que debe darse un contenido transformador. Por la complejidad de la batalla política y de ideas que se debe dar, entendemos también que el accionar de las agrupaciones políticas el pasado domingo 17 debería ser pasible de análisis y crítica. Luchar contra la judicialización no debería evitar la introspección y la autocrítica por parte de los que reivindicamos la política que se hace desde la calle, el barrio o la universidad.
Han circulado felizmente muchas y diversas solicitadas y declaraciones, de Svampa, Kohan, Bayer, Esquivel, IJAN, En nuestro nombre no, Juventud x Palestina, y otros., que rubricamos. Sin embargo, no queríamos dejar pasar la oportunidad de alzar otra voz más, una perspectiva más, ante la criminalización de la protesta y la tergiversación de Antisionismo y Antisemitismo.
-Rechazamos que se caratule los hechos del Domingo 17 como actos antisemitas o terroristas.
- Por la libertad inmediata a los presos políticos
- Contra la judicialización de los reclamos sociales.
- Contra la igualación conceptual y judicial de Antisemitismo y Antisionismo
-Por más voces que digan “no en nuestro nombre” y cuestionen la utilización de lo judío para justificar y exculpar la barbárica política israelí
NO EN NUESTRO NOMBRE
--
No en Nuestro Nombre
Por la Justicia en Palestina
Israel vive de un capital simbólico, el del judío, y en ese capital simbólico se funda toda la estrategia de exculpación de su política de opresión en Palestina y de manipulación en sus relaciones internacionales. Ese capital no le pertenece. La verba de esta política trata de borrar la distinción entre el ser judío y el ser israelí para aglutinar voluntades. Es mediante este artilugio que se persigue todo cuestionamiento político e intelectual a su accionar estatal como si fuera un acto anti-judío. Debe comprenderse que esa confusión entre judaísmo e Israel esta cargada políticamente y es promovida por el estado de Israel y la dirigencia judía pero puede y ha sido utilizada por el antisemitismo. La judeofobia no es responsabilidad del Estado de Israel, pero tampoco es él inocente.
Si agencias como la DAIA y la prensa argentina estuviesen realmente preocupados por evitar actos antisemitas y su raigambre en la sociedad argentina, deberían realizar lo opuesto a lo que efectivamente hacen. Deberían producir la crítica a la falsa igualación de Judaísmo y Sionismo, analizar la ligazón que hubiese, dejar de utilizar y confundir antisionismo y antisemitismo como si fueran sinónimos y diferenciar judaísmo e Israel para desmarcar al primero de las brutales políticas del segundo. Deberían señalar que los Judíos no justifican lo que Israel hace, hay judíos que sí, judíos que no, evangelistas sionistas que sí, otros que no, espectros de la derecha que sí, occidentales cruzados contra el Islam que también, en lugar de ponernos el mote de cómplices a todos los circuncisos al señalar que el desprecio ante las acciones de Israel es un desprecio hacia los judíos.
Una verdadera posición contra-antisemita debe alzarse ante esta estrategia si se quiere evitar el desarrollo de nuevas formas de judeofobia y luchar contra la existente. Si se considera que actos de antisemitismo pueden camuflarse en discursos antisionistas, entonces habrá que condenar lo antisemita oculto, no al antisionismo que es una expresión política y ética más que legítima y aún legal ante el accionar ilegítimo, injusto y brutamente criminal del Estado Israelí. El racismo es hijo de las simplificaciones y nunca de la indagación concienzuda.
La defensa política de Israel vocifera consignas y alza su dedo acusador ante la falta de argumentos veraces, y el frente que se levanta contra la injusticia acá y en Palestina no puede quedarse igualmente a ese nivel sino que debe darse un contenido transformador. Por la complejidad de la batalla política y de ideas que se debe dar, entendemos también que el accionar de las agrupaciones políticas el pasado domingo 17 debería ser pasible de análisis y crítica. Luchar contra la judicialización no debería evitar la introspección y la autocrítica por parte de los que reivindicamos la política que se hace desde la calle, el barrio o la universidad.
Han circulado felizmente muchas y diversas solicitadas y declaraciones, de Svampa, Kohan, Bayer, Esquivel, IJAN, En nuestro nombre no, Juventud x Palestina, y otros., que rubricamos. Sin embargo, no queríamos dejar pasar la oportunidad de alzar otra voz más, una perspectiva más, ante la criminalización de la protesta y la tergiversación de Antisionismo y Antisemitismo.
-Rechazamos que se caratule los hechos del Domingo 17 como actos antisemitas o terroristas.
- Por la libertad inmediata a los presos políticos
- Contra la judicialización de los reclamos sociales.
- Contra la igualación conceptual y judicial de Antisemitismo y Antisionismo
-Por más voces que digan “no en nuestro nombre” y cuestionen la utilización de lo judío para justificar y exculpar la barbárica política israelí
NO EN NUESTRO NOMBRE
--
No en Nuestro Nombre
Por la Justicia en Palestina
EN SOLIDARIDAD CON LAURA GINSBERG
En solidaridad con Laura Ginsberg
Los abajo firmantes repudiamos y rechazamos las expresiones burdas y ofensivas vertidas por una representante de la HASBARÁ ("explicación" en hebreo), en respuesta al texto firmado por la titular de APEMIA, Laura Ginsberg, que fuera publicado por el diario Página 12 el viernes 30 de enero de 2009 bajo el título: "Con los ojos en Gaza".
Nos solidarizamos con Laura Ginsberg, en quien reconocemos una luchadora que viene denunciando desde APEMIA las complicidades de los gobiernos de Argentina, del Estado de Israel, y los dirigentes de la colectividad judía argentina en el encubrimiento de los verdaderos perpetradores del atentado a la AMIA y la utilización de la tragedia y el dolor para intereses espurios asociados a la política exterior de Israel y EEUU. En la actual coyuntura, consideramos el mencionado artículo "Con los ojos en Gaza", donde Laura Ginsberg expresa su repudio a los crímenes de Israel en la Franja de Gaza contra el pueblo palestino, un documento de inmenso valor cívico para la sociedad civilizada.
Rechazamos los términos agraviantes y vergonzosos que la representante de HASBARÁ ha vertido para con Ginsberg al tiempo que insistimos en la necesidad de pronunciarnos, como miembros de las distintas comunidades judías en todo el mundo, para rechazar que el Estado de Israel y sus adeptos ataquen, difamen, amenacen e intenten intimidar impunemente a quienes denuncian los crímenes que se cometen en nombre de un Estado que se autodenomina "judío" y que utiliza los símbolos del judaísmo en sus banderas y armas de guerra.
Pues no es la primera vez que miembros de la HASBARÁ realizan este tipo de ataques. Cabe aclarar que HASBARÁ, tal como lo explicó Richard Silverstein, es una organización monitoreada por el propio ministerio de exteriores israelí encargada de propagandizar las acciones de Israel con el objeto de inundar sitios noticiosos en Internet con argumentos e información pro-israelíes.
Por lo tanto, manifestamos nuestro repudio a sectores reaccionarios dentro de la comunidad judía que, con una mirada tribal de los acontecimientos, se esfuerzan por confundir a la opinión pública al identificar las críticas al Estado de Israel con supuesto "antisemitismo", o equiparar "judaísmo" con "sionismo". Tales confusiones, sumadas al accionar criminal por parte de Israel, han sido estimuladoras de actos antisemitas aislados de los cuales el oficialismo israelí se nutre en su retórica a través de HASBARÁ ("explicación"). Pues bien, creemos entonces que ahora, más que nunca, debemos nosotros asumir el rol de "EXPLICAR" las raíces del llamado conflicto palestino-israelí desde una perspectiva histórica sobria, despojada del sentimentalismo bíblico que ha llevado a sectores del judaísmo a justificar todo acto barbárico de Israel contra los palestinos.
Sólo así podremos estar seguros de que el "NUNCA MÁS" proferido por un miembro de la comunidad sea un NUNCA MÁS UNIVERSAL y no una exclusividad judía. Es decir, que el "NUNCA MÁS" de un pueblo nunca más implique, como insinúan los miembros de HASBARÁ, en el "NUEVAMENTE MÁS" sobre otro pueblo.
FIRMAN:
Gabriel Ash (Suiza)
Sonia Fayman (Francia)
Rudolf Bkouche (Francia)
IJAN, International Jewish AntiZionist Network
Plataforma: En Nuestro Nombre No (Tucumán – Argentina)
David Comedi (Argentina)
Rubén kotler (Argentina)
Linda Comedi (Argentina)
Gusavo Wexler (Argentina)
Jean Guy Greilsamer (Francia)
Carlos Abrego (Francia)
Liliane Kaczerginski (Francia)
Colectivo De Igual A Igual
Isolda Maur (Argentina)
Alejandro Ruetter Fridman (España)
Juan Ruetter (España)
Raúl Schnabel (Argentina)
Pierre Stambul (Marseille, Francia)
Los abajo firmantes repudiamos y rechazamos las expresiones burdas y ofensivas vertidas por una representante de la HASBARÁ ("explicación" en hebreo), en respuesta al texto firmado por la titular de APEMIA, Laura Ginsberg, que fuera publicado por el diario Página 12 el viernes 30 de enero de 2009 bajo el título: "Con los ojos en Gaza".
Nos solidarizamos con Laura Ginsberg, en quien reconocemos una luchadora que viene denunciando desde APEMIA las complicidades de los gobiernos de Argentina, del Estado de Israel, y los dirigentes de la colectividad judía argentina en el encubrimiento de los verdaderos perpetradores del atentado a la AMIA y la utilización de la tragedia y el dolor para intereses espurios asociados a la política exterior de Israel y EEUU. En la actual coyuntura, consideramos el mencionado artículo "Con los ojos en Gaza", donde Laura Ginsberg expresa su repudio a los crímenes de Israel en la Franja de Gaza contra el pueblo palestino, un documento de inmenso valor cívico para la sociedad civilizada.
Rechazamos los términos agraviantes y vergonzosos que la representante de HASBARÁ ha vertido para con Ginsberg al tiempo que insistimos en la necesidad de pronunciarnos, como miembros de las distintas comunidades judías en todo el mundo, para rechazar que el Estado de Israel y sus adeptos ataquen, difamen, amenacen e intenten intimidar impunemente a quienes denuncian los crímenes que se cometen en nombre de un Estado que se autodenomina "judío" y que utiliza los símbolos del judaísmo en sus banderas y armas de guerra.
Pues no es la primera vez que miembros de la HASBARÁ realizan este tipo de ataques. Cabe aclarar que HASBARÁ, tal como lo explicó Richard Silverstein, es una organización monitoreada por el propio ministerio de exteriores israelí encargada de propagandizar las acciones de Israel con el objeto de inundar sitios noticiosos en Internet con argumentos e información pro-israelíes.
Por lo tanto, manifestamos nuestro repudio a sectores reaccionarios dentro de la comunidad judía que, con una mirada tribal de los acontecimientos, se esfuerzan por confundir a la opinión pública al identificar las críticas al Estado de Israel con supuesto "antisemitismo", o equiparar "judaísmo" con "sionismo". Tales confusiones, sumadas al accionar criminal por parte de Israel, han sido estimuladoras de actos antisemitas aislados de los cuales el oficialismo israelí se nutre en su retórica a través de HASBARÁ ("explicación"). Pues bien, creemos entonces que ahora, más que nunca, debemos nosotros asumir el rol de "EXPLICAR" las raíces del llamado conflicto palestino-israelí desde una perspectiva histórica sobria, despojada del sentimentalismo bíblico que ha llevado a sectores del judaísmo a justificar todo acto barbárico de Israel contra los palestinos.
Sólo así podremos estar seguros de que el "NUNCA MÁS" proferido por un miembro de la comunidad sea un NUNCA MÁS UNIVERSAL y no una exclusividad judía. Es decir, que el "NUNCA MÁS" de un pueblo nunca más implique, como insinúan los miembros de HASBARÁ, en el "NUEVAMENTE MÁS" sobre otro pueblo.
FIRMAN:
Gabriel Ash (Suiza)
Sonia Fayman (Francia)
Rudolf Bkouche (Francia)
IJAN, International Jewish AntiZionist Network
Plataforma: En Nuestro Nombre No (Tucumán – Argentina)
David Comedi (Argentina)
Rubén kotler (Argentina)
Linda Comedi (Argentina)
Gusavo Wexler (Argentina)
Jean Guy Greilsamer (Francia)
Carlos Abrego (Francia)
Liliane Kaczerginski (Francia)
Colectivo De Igual A Igual
Isolda Maur (Argentina)
Alejandro Ruetter Fridman (España)
Juan Ruetter (España)
Raúl Schnabel (Argentina)
Pierre Stambul (Marseille, Francia)
viernes, 29 de mayo de 2009
Jornada internacional por la memoria del Holocausto Duelo y resistencia en Gaza
¡Ella está sentada en un rincón, la ciudad populosa! Es como una viuda…
Pasa las noches llorando y las lágrimas cubren sus mejillas
Nadie para consolarla entre todos sus amantes
(Libro de Lamentaciones)
La semana pasada, después de haber asesinado 1400 personas, entre ellas 400 niños, después de haber bombardeado hospitales y mezquitas, escuelas, universidades, puestos de socorros humanitarios y miles de viviendas, Israel decretó el alto el fuego. Un vergonzoso desfile de políticos europeos llegó rápidamente a Jerusalén para abrazar a los asesinos masivos y prometerles el apoyo a la continuidad del sitio de Gaza.
El primer objetivo de esta masacre fue el de quebrar el espíritu del pueblo palestino hasta la rendición y la aceptación de su destino de seres humanos de segunda categoría. Como dijera en 2002 el ex responsable Moshe Yaalon: “Es necesario que los palestinos comprendan en lo más profundo de su alma que son un pueblo vencido”. Los líderes europeos apoyan este objetivo, al igual que las precedentes administraciones norteamericanas, como lo hacen las elites gobernantes egipcias, jordanas y de Arabia Saudita a pesar de la cólera manifestada por sus pueblos. Esperemos para ver si la nueva administración Obama pondrá fin a sesenta largos años de ataque al pueblo palestino, armado y financiado por los Estados Unidos y Europa.
Lloramos junto con la población de Gaza. Hemos visto los rostros de niños, de mujeres y hombres, escuchamos sus voces. Escuchamos también el silencio de los dirigentes de los países occidentales, sólo interrumpido por algunas expresiones triviales. Y recordamos la época cuando el mundo cerraba los ojos, mientras nuestras familias, nuestros antepasados eran asesinados.
En este mes que pasó, 100 000 palestinos perdieron sus hogares. Muchos de ellos refugiados desde 1948, cuando, a punta de pistola, debieron abandonar sus ciudades y sus poblados. Hoy nuevamente están en la calle, incluso en la tierra del exilio y corren el riesgo de ser expulsados fuera de Palestina.
El 27 de enero, jornada de memoria por el holocausto, los gobiernos de los Estados Unidos de Norteamérica y de Europa, conmemoraron juntos la memoria de nuestros muertos. Aún recordando y honrando la inmensidad de esta pérdida, no encontramos palabras que puedan expresar la hipocresía de estas ceremonias, en las que, quienes hoy se callan, rinden homenaje a las víctimas del silencio de ayer.
El escritor judío radical Walter Benjamín, que murió huyendo de los nazis, escribió: “ni los muertos se van a salvar del enemigo si es victorioso. Y este enemigo no ha dejado de ser victorioso”. El Tercer Reich fue vencido y ahora “el enemigo no ha dejado de ser victorioso”. Racismo, muertes masivas y genocidio siguen siendo aceptados como herramientas de poder de estado. Ni nuestros muertos se salvan. Los molestaron, los sacaron de sus tumbas y los forzaron a testimoniar contra sus hermanos en el dolor y a manifestar un odio que no sentían. Los usaron como justificativo para emprender un nuevo ciclo de sufrimientos en Palestina. Sus fantasmas fueron enrolados para desalojar a los compatriotas judíos de los países árabes y para legarles este mismo odio ajeno, reclutando a aquellos entre nosotros que venimos de tierras árabes para transformarnos en enemigos de nuestra propia memoria y de nuestro propio pasado.
El diputado judío británico Gerald Kaufman se expresó con preocupación mientras ocurría la masacre de Gaza.: “Mi abuela no murió para darle una coartada a los soldados israelíes que matan abuelas en Gaza”. Estamos de acuerdo con este rechazo y nos hacemos eco de sus palabras. ¡No dejen que la memoria de los judíos asesinados por los nazis sirva de coartada a la tentativa de destrucción del pueblo palestino!
Aunque las armas estén relativamente silenciosas, el ataque genocida contra el pueblo palestino no terminó. El bloqueo, la falta de alimentos, de agua potable, el sistema de salud aniquilado, el derrumbe económico y la crisis humanitaria continúan devastando Gaza con el pleno acuerdo de los gobiernos de los Estados Unidos, Europa y Egipto. Mientras continúa el bloqueo a Gaza, continúa también la lenta depuración étnica en Cisjordania y Jerusalén este, las viviendas son destruidas, la construcción del muro del apartheid y la instalación de colonias no cesan, el desastre económico de ciudades y poblados se acentúa, ahogados por los check points. Continúa el ataque contra los suburbios palestinos en Jaffa, Akka, Lydda, Galilea y Neguev, el encarcelamiento masivo de palestinos (más de 11 000) y todos los pequeños y grandes recursos que utilizan los israelíes para destruir el espíritu y borrar la presencia del pueblo palestino en su propia patria.
En Europa los judíos resistieron a la tentativa de aniquilación nazi. Desde los Ghettos hasta los campos de concentración y en numerosos países bajo la ocupación, hubo judíos que resistieron al nazismo. Hoy, desde el ghetto de Gaza hasta los Bantoustans de Cisjordania, desde los suburbios de Jaffa y Akka hasta ciudades en el mundo entero, los palestinos enfrentan las tentativas israelíes de destruirlos como pueblo. El 27 de enero, honrar la memoria de nuestros muertos no se puede separar del homenaje que se debe rendir a más de sesenta años de supervivencia y resistencia palestinas. Sólo cuando el pueblo palestino conquiste su libertad, los muertos descansarán en paz. Entonces podremos celebrar juntos una nueva victoria por la vida.
IJAN, International Jewish AntiZionist Network, Red Internacional Judia Antisionista
ijan@ijsn.net
http://www.ijsn.net/
27 de enero del 2009
Pasa las noches llorando y las lágrimas cubren sus mejillas
Nadie para consolarla entre todos sus amantes
(Libro de Lamentaciones)
La semana pasada, después de haber asesinado 1400 personas, entre ellas 400 niños, después de haber bombardeado hospitales y mezquitas, escuelas, universidades, puestos de socorros humanitarios y miles de viviendas, Israel decretó el alto el fuego. Un vergonzoso desfile de políticos europeos llegó rápidamente a Jerusalén para abrazar a los asesinos masivos y prometerles el apoyo a la continuidad del sitio de Gaza.
El primer objetivo de esta masacre fue el de quebrar el espíritu del pueblo palestino hasta la rendición y la aceptación de su destino de seres humanos de segunda categoría. Como dijera en 2002 el ex responsable Moshe Yaalon: “Es necesario que los palestinos comprendan en lo más profundo de su alma que son un pueblo vencido”. Los líderes europeos apoyan este objetivo, al igual que las precedentes administraciones norteamericanas, como lo hacen las elites gobernantes egipcias, jordanas y de Arabia Saudita a pesar de la cólera manifestada por sus pueblos. Esperemos para ver si la nueva administración Obama pondrá fin a sesenta largos años de ataque al pueblo palestino, armado y financiado por los Estados Unidos y Europa.
Lloramos junto con la población de Gaza. Hemos visto los rostros de niños, de mujeres y hombres, escuchamos sus voces. Escuchamos también el silencio de los dirigentes de los países occidentales, sólo interrumpido por algunas expresiones triviales. Y recordamos la época cuando el mundo cerraba los ojos, mientras nuestras familias, nuestros antepasados eran asesinados.
En este mes que pasó, 100 000 palestinos perdieron sus hogares. Muchos de ellos refugiados desde 1948, cuando, a punta de pistola, debieron abandonar sus ciudades y sus poblados. Hoy nuevamente están en la calle, incluso en la tierra del exilio y corren el riesgo de ser expulsados fuera de Palestina.
El 27 de enero, jornada de memoria por el holocausto, los gobiernos de los Estados Unidos de Norteamérica y de Europa, conmemoraron juntos la memoria de nuestros muertos. Aún recordando y honrando la inmensidad de esta pérdida, no encontramos palabras que puedan expresar la hipocresía de estas ceremonias, en las que, quienes hoy se callan, rinden homenaje a las víctimas del silencio de ayer.
El escritor judío radical Walter Benjamín, que murió huyendo de los nazis, escribió: “ni los muertos se van a salvar del enemigo si es victorioso. Y este enemigo no ha dejado de ser victorioso”. El Tercer Reich fue vencido y ahora “el enemigo no ha dejado de ser victorioso”. Racismo, muertes masivas y genocidio siguen siendo aceptados como herramientas de poder de estado. Ni nuestros muertos se salvan. Los molestaron, los sacaron de sus tumbas y los forzaron a testimoniar contra sus hermanos en el dolor y a manifestar un odio que no sentían. Los usaron como justificativo para emprender un nuevo ciclo de sufrimientos en Palestina. Sus fantasmas fueron enrolados para desalojar a los compatriotas judíos de los países árabes y para legarles este mismo odio ajeno, reclutando a aquellos entre nosotros que venimos de tierras árabes para transformarnos en enemigos de nuestra propia memoria y de nuestro propio pasado.
El diputado judío británico Gerald Kaufman se expresó con preocupación mientras ocurría la masacre de Gaza.: “Mi abuela no murió para darle una coartada a los soldados israelíes que matan abuelas en Gaza”. Estamos de acuerdo con este rechazo y nos hacemos eco de sus palabras. ¡No dejen que la memoria de los judíos asesinados por los nazis sirva de coartada a la tentativa de destrucción del pueblo palestino!
Aunque las armas estén relativamente silenciosas, el ataque genocida contra el pueblo palestino no terminó. El bloqueo, la falta de alimentos, de agua potable, el sistema de salud aniquilado, el derrumbe económico y la crisis humanitaria continúan devastando Gaza con el pleno acuerdo de los gobiernos de los Estados Unidos, Europa y Egipto. Mientras continúa el bloqueo a Gaza, continúa también la lenta depuración étnica en Cisjordania y Jerusalén este, las viviendas son destruidas, la construcción del muro del apartheid y la instalación de colonias no cesan, el desastre económico de ciudades y poblados se acentúa, ahogados por los check points. Continúa el ataque contra los suburbios palestinos en Jaffa, Akka, Lydda, Galilea y Neguev, el encarcelamiento masivo de palestinos (más de 11 000) y todos los pequeños y grandes recursos que utilizan los israelíes para destruir el espíritu y borrar la presencia del pueblo palestino en su propia patria.
En Europa los judíos resistieron a la tentativa de aniquilación nazi. Desde los Ghettos hasta los campos de concentración y en numerosos países bajo la ocupación, hubo judíos que resistieron al nazismo. Hoy, desde el ghetto de Gaza hasta los Bantoustans de Cisjordania, desde los suburbios de Jaffa y Akka hasta ciudades en el mundo entero, los palestinos enfrentan las tentativas israelíes de destruirlos como pueblo. El 27 de enero, honrar la memoria de nuestros muertos no se puede separar del homenaje que se debe rendir a más de sesenta años de supervivencia y resistencia palestinas. Sólo cuando el pueblo palestino conquiste su libertad, los muertos descansarán en paz. Entonces podremos celebrar juntos una nueva victoria por la vida.
IJAN, International Jewish AntiZionist Network, Red Internacional Judia Antisionista
ijan@ijsn.net
http://www.ijsn.net/
27 de enero del 2009
DEL ANTISIONISMO JUDIO
Pregunta: ¿por qué la “J” en el nombre de la la UJFP o la IJAN?*
Del antisionismo
Rudolf Bkouche
Rebelión
Traducido para Rebelión por S. Seguí
¿Por qué razón tenemos que destacar en nuestro apoyo a los palestinos el hecho de que somos judíos?
Hay varias respuestas posibles a esta pregunta, y es lo que proponemos examinar en este texto. Se pueden dar razones de orden moral, como la que consiste en el grito de protesta No en nuestro nombre para demostrar así que no todos los judíos somos incondicionales del sionismo; o también la de que aporta a los movimientos de apoyo a la lucha de los palestinos una garantía de no-antisemitismo. Pero estas razones están basadas más en el deseo de emitir un certificado de buena conciencia, tanto para los judíos que afirman su judaísmo en un combate en el que los malos pretenden ser los representantes del conjunto de los judíos, como para los que, luchando contra la política israelí, sienten la necesidad de declarar su rechazo del antisemitismo. En los dos casos, se ocultan las razones políticas del apoyo a la lucha de los palestinos, es decir, la injusticia cometida contra ellos en 1948.
Se trata pues de aclarar las razones políticas para destacar la "J" en nuestro compromiso, y estas razones sólo tienen sentido si se cuestiona la ideología subyacente al Estado de Israel, es decir, el sionismo. No sólo porque condujo a la destrucción de la sociedad palestina, sino también porque esta destrucción se realizó en nombre de las persecuciones antijudías sufridas en Europa. Es este doble cuestionamiento lo que conduce al antisionismo judío.
Para explicar esto, comenzaremos por un breve resumen histórico del sionismo y de la creación del Estado de Israel. Volveremos de nuevo a continuación sobre el significado del antisionismo considerado como una crítica de la ideología fundadora del Estado de Israel.
¿Qué el sionismo?
El sionismo es un movimiento judío laico que quiso ser una respuesta al antisemitismo europeo del siglo XIX. Decir que es judío significa que lo han fundado judíos, decir que es laico significa que se construyó independientemente de toda referencia religiosa.
En una reacción al antisemitismo europeo del siglo XIX, el sionismo se propuso plantear la cuestión judía como cuestión nacional. Entonces se presentó como un movimiento de liberación nacional en la esfera de influencia de los movimientos nacionalitarios europeos, inscribiéndose así en la concepción de Herder que establece, para definir la nación, la tierra y la lengua. Esta concepción deja entrever el hecho de que los primeros promotores del sionismo son judíos de cultura germánica.
Pero como escribió Jacob Klatzkin, redactor jefe del diario del movimiento sionista Die Welt:
"Pero nuestra tierra no es la nuestra y nuestra lengua no es hoy la lengua de nuestro pueblo. Sí, estas son realizaciones que deben ser realizadas por nuestro movimiento nacional."[1]
Es pues misión del movimiento sionista definir una tierra y una lengua que no existían.
Para definir la tierra y la lengua de una nación judía por construir, o incluso podríamos decir reconstruir, el sionismo va a basarse en la historia mediante una lectura laica de la Biblia definida como el libro de la historia de la nación judía. Es esta lectura laica que va a materializar la ideología sionista.
La cuestión de la lengua será solucionada por la modernización de la lengua hebrea, obra de Ben Yehuda.
La cuestión de la tierra, por su parte, va a chocar con el hecho de que la tierra de la antigua nación judía, Palestina, está poblada. Ante esta realidad, van a desarrollarse dos tendencias en el seno del movimiento sionista, los territorialistas que buscan "una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra" [2] y los palestinocentristas para quienes el Estado judío sólo puede situarse en Palestina. Estos últimos tienen a su favor la ventaja de la historia y triunfarán en el Congreso sionista de 1903.
Una vez decidida la construcción del Estado judío en Palestina, el sionismo se convierte en movimiento de conquista: para reconstruir en Palestina la antigua nación de Israel es preciso conquistar la tierra y expulsar a sus habitantes, lo que implica la guerra, como explica Jabotinsky:
"Los habitantes autóctonos de un país (civilizados o salvajes, eso es indiferente) siempre han combatido con encarnizamiento a los extranjeros venidos a establecerse, civilizados o salvajes." [3]
Cabe tener en cuenta aquí que no se trata de una cuestión de racismo, sino sólo de una constatación brutal que implica la necesidad de la guerra y que conducirá más tarde al desarrollo de un racismo anti árabe [4]. Las concepciones de Jabotinsky son compartidas por todas las corrientes sionistas, en particular por la corriente dominante que se unificará después de muchas peripecias en torno a Ben Gurión [5].
Conquista de la tierra y pureza étnica, dos conceptos que definen al sionismo como un nacionalismo extremo.
Sionismo y colonialismo; intereses comunes
El sionismo no se inscribe a priori en el movimiento colonial. No hay metrópolis. El objetivo consiste en conquistar la tierra y expulsar a sus habitantes, no en explotarlos como fue el caso de las colonias conquistadas por las potencias coloniales. Se puede entender, y algunos lo hicieron, como una versión moderna de la conquista de Canaán.
Sin embargo, para aplicar su proyecto el sionismo necesita aliados e irá a buscarlos en las potencias imperialistas, principalmente Alemania y Gran Bretaña.
Gran Bretaña comprenderá el interés en apoyar el movimiento sionista. Un Estado judío, o al menos una fuerte presencia judía de origen europeo en Palestina, puede favorecer su influencia en la región. Es éste el sentido de la declaración Balfour.
El sionismo y los judíos
Al igual que todo otro movimiento nacionalista, el sionismo pretende en primer lugar extender su influencia entre aquéllos a los que pretende representar. Eso fue tanto más fácil cuanto que el antisemitismo progresó en Europa hasta su forma extrema: el nazismo.
En sus comienzos, el sionismo es un movimiento minoritario entre los judíos y se enfrenta a la oposición de los judíos ortodoxos (los primeros judíos antisionistas) y los judíos revolucionarios (comunistas y partidarios del Bund). Cabe destacar que la mayoría de los judíos que huyen del antisemitismo de la Europa Oriental no van a Palestina sino que van a establecerse en Francia (país mítico de los derechos humanos y de la emancipación de los judíos) o en Estados Unidos (el sueño americano).
El movimiento sionista tomará importancia a medida que se desarrolle el antisemitismo en Alemania, y que las democracias occidentales (Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos) adoptarán medidas para limitar la inmigración judía [6].
Tras la segunda Guerra Mundial y el genocidio, el sionismo se volverá mayoritario entre los judíos europeos por dos razones: por una parte, las corrientes opuestas al sionismo habían sido destruidas por el genocidio; por otra parte, el sionismo aparecerá a los ojos de los judíos como el movimiento de defensa de los judíos, y el Estado judío de reciente creación será visto como un refugio.
El sionismo está entonces en situación de aparecer como representante de los judíos en su conjunto; el Estado de Israel, como el último refugio y centro de la vida judía. Es esto lo que condujo a la ecuación judío = sionista, definición que señala la voluntad del sionismo de reunir bajo su férula el conjunto de los judíos del mundo, y de presentar el Estado de Israel como el Estado de los judíos [7].
La gran mayoría de éstos, incluso los que van a incorporarse al Estado de Israel, no verán o no querrán ver la injusticia perpetrada contra los habitantes de Palestina. Los judíos, convertidos en israelíes, se comportarán entonces frente a los palestinos como los petits-blancs de las colonias de poblamiento, y es este comportamiento, reforzado por el ideal de pureza étnica desarrollado por el movimiento sionista, el que lleva a definir el Estado de Israel como un Estado colonial.
Cabe tener en cuenta, sin embargo, que la construcción de colonias en Cisjordania y Gaza desarrollada desde 1967 se inscribe menos en la concepción colonial clásica que en la voluntad de acabar la conquista de Palestina y extender el territorio israelí a toda Palestina.
El sionismo, el Estado de Israel y las grandes potencias
Los vencedores de la segunda Guerra Mundial, esencialmente Estados Unidos y la Unión Soviética, verán en la creación de un Estado judío en Oriente Próximo un medio para introducirse en la región. Así, el Estado judío aparece a la vez como una respuesta al genocidio y como una baza geopolítica.
Estados Unidos y la Unión Soviética serán los primeros en reconocer el Estado de Israel después de su proclamación, el 14 de mayo de 1948. Es preciso, sin embargo, tener en cuenta las reticencias del Departamento de Estado estadounidense, que teme que, bajo la influencia del sionismo considerado como un movimiento socialista, el nuevo Estado se incorpore al campo soviético (estamos al principio de
la Guerra Fría). En cuanto a la Unión Soviética, suministrará armas al ejército israelí vía Checoslovaquia, garantizándole así la victoria sobre los ejércitos árabes. Pero la opción de Occidente realizada por Israel y razones geopolíticas llevarán a la URSS a buscar la alianza de los países árabes.
En cuanto a la ONU, que en esa época representa esencialmente a las grandes potencias, no puede ni quiere comprender que el plan de división consagra una injusticia contra los palestinos, y el Estado de Israel ingresará en la ONU bajo la promesa, no mantenida, de permitir el regreso de los palestinos expulsados.
La creación del Estado de Israel consagra una injusticia contra los habitantes de Palestina. Es la razón de la negativa árabe a reconocer al Estado de Israel, y serán necesarios cuarenta años para que los palestinos, reconociendo su derrota, acepten el principio de dos Estados sobre la tierra palestina con la declaración del Congreso Nacional Palestino en Argel en 1988, declaración de la que los distintos Gobiernos israelíes nunca han querido ni oír hablar. Esta negación israelí sigue siendo el principal obstáculo hoy a toda solución del conflicto.
Del antisionismo
Es preciso distinguir la crítica de la política del Estado de Israel, y de la crítica de la ideología sionista, considerada como un nacionalismo extremo. Pero, a diferencia de otras ideologías nacionalistas extremas (el fascismo en Italia, el nazismo en Alemania) que se desarrollaron en Estados constituidos, el sionismo es la ideología constitutiva del Estado de Israel. El antisionismo aparece así como un cuestionamiento del Estado de Israel. Y en realidad lo es. Si este cuestionamiento no implica necesariamente la destrucción del Estado de Israel, plantea la cuestión de su desionización. La pregunta se plantea entonces bajo la siguiente forma: ¿puede deshacerse el Estado de Israel de la ideología sionista? Esta desionización sigue siendo la condición sine qua non para que una solución negociada del conflicto sea posible, y esto por dos razones: en primer lugar, el reconocimiento de la injusticia de 1948, reconocimiento que implica reparación; en segundo lugar, el hecho de que una parte de la población del Estado de Israel sea palestina lo que contradice el lema "un Estado judío y democrático”.
El antisionismo puede pues definirse como la posición de los que rechazan la injusticia de 1948, poniendo en entredicho no solamente la política israelí sino el principio mismo de un Estado judío en Palestina. Es este cuestionamiento el que provoca que el movimiento sionista y sus simpatizantes vean en el antisionismo la forma moderna del antisemitismo.
No basta con declarar que la confusión entre antisionismo y antisemitismo es ilegítima, es preciso además explicar en qué es ilegítima. Tanto más cuanto que existen, entre los antisionistas tendencias antijudías entre las cuales hay que distinguir las que son resultado de la ignorancia y de una falta de reflexión, y las que se basan en doctrinas antijudías.
Antisionismo y antisemitismo
La voluntad sionista de representar al conjunto de los judíos del mundo y el hecho de que la gran mayoría de los judíos manifieste su simpatía por el sionismo y reconozca el carácter central del Estado de Israel en el mundo judío ha conducido a numerosos adversarios del sionismo a identificar a los judíos y los sionistas. Ante el unanimismo judío declarado por el sionismo y la simpatía indicada por la mayoría de los judíos, las víctimas del sionismo, es decir, los habitantes de Palestina, y sus aliados a menudo han considerado que el conjunto de los judíos apoyaba el sionismo lo que condujo algunos a desarrollar sentimientos anti judíos (el racismo de guerra del que habla Maxime Rodinson). Así, la amalgama se da en ambas partes. El antisionismo puede aparecer entonces como la forma moderna del antisemitismo.
Luchar contra esta amalgama no puede reducirse a algunos discursos más o menos explicativos que afirmen que el judaísmo no es el sionismo, dado que la cuestión se complica debido a que el judaísmo no se reduce, por razones de carácter histórico, a la religión.
Se puede comprender, basándose en el discurso del ortodoxos de Neturai Karta, que la religión judía no solamente no implica el sionismo sino que además lo condena; se sigue estando en la visión religiosa del conflicto. ¿Pero qué sucede con los ateos que se declaran judíos y no sionistas? ¿Qué significa "ser judío" si se rechazan a la vez la religión y el sionismo?
No hay que abordar la compleja cuestión del judaísmo, se trata sólo de explicar la necesidad de dar una respuesta clara a la cuestión de un judaísmo que pretende definirse al margen de la religión y del sionismo. Y esta respuesta clara se sitúa en el antisionismo, y precisamente, en el antisionismo judío.
Del antisionismo judío
¿Por qué un antisionismo judío?
El apoyo a la lucha contra la política israelí y la ideología que la sostiene se sitúa en un marco general: la lucha por el reconocimiento de los derechos del pueblo palestino. ¿Cuál es la relación entre el hecho de que judíos participen en este apoyo y el hecho de que sean judíos?
Los movimientos israelíes de apoyo a los palestinos expresan el rechazo por parte de israelíes de la política efectuada por su Gobierno. Pero incluso en este caso, el objetivo de estos movimientos es doble: a la vez de apoyo a los palestinos oprimidos por el Gobierno y la negativa a participar de esta opresión. ¿De qué manera afecta esto a los judíos del resto del mundo? Es por esta razón que abordaré la cuestión del antisionismo judío.
El sionismo, como ideología constitutiva del Estado de Israel, se define como un nacionalismo judío, y en este sentido se presenta como representante el conjunto de los judíos. El título de la obra de Herzl, Judenstadt (El Estado de los judíos) es significativo y la Ley de Retorno, que ofrece la ciudadanía israelí a todos los judíos del mundo, es uno de los principios fundamentales del Estado de Israel. En este sentido los judíos se ven afectados por la política israelí al margen de su voluntad.
No basta con protestar, decir No en nuestro nombre, y añadir que representamos otra voz judía. Esto es a lo sumo una manifestación de buena conciencia, necesaria sin duda, pero que nos sitúa en el mismo plano que el movimiento de rechazo israelí, lo que no corresponde a nada puesto que no somos israelíes.
Se pueden tener en cuenta dos maneras de destacar la "J" del movimiento de apoyo a la lucha de los palestinos. Una primera manera es presentarse como buenos judíos que se niegan a dejarse embarcar en la aventura sionista. Una segunda manera es aportar un reconocimiento al movimiento de apoyo a los palestinos, que con la presencia de los judíos se pone de manifiesto que este movimiento está libre de antisemitismo. En los dos casos se trata de garantizar un certificado de moralidad, sea ante nosotros mismos, sea ante el movimiento de apoyo. En realidad eso no nos compromete como judíos; lo mismo podrían continuar los que ya se habían comprometido en el movimiento de apoyo sin añadir una "J" de buena conciencia.
Si hay una "J" en el movimiento de apoyo, ésta debe tener un significado político y es este significado político el que queremos abordar.
Con más o menos entusiasmo, pero sin llegar rechazar nuestro judaísmo, nos hemos comprometido en la aventura sionista simplemente porque el sionismo se define no como un movimiento judío entre otros sino como el movimiento nacional judío. Sigue funcionando como un movimiento nacional judío por las ramificaciones que ha construido en el mundo judío mediante distintas organizaciones judías, ramificaciones que tienen por objeto mantener una presión sobre los gobiernos a fin de apoyar la política israelí. Se habló de grupo de presión judío, o por eufemismo de grupo de presión sionista [8]. Pienso que el término de grupo de presión judío es más adecuado a condición de dar al término grupo de presión su sentido exacto como tal, y de no definir el grupo de presión judío como una conspiración a la manera de los Protocolos de los Sabios de Sión, y asignarle así un poder diabólico. Un grupo de presión funciona a la luz del día y el grupo de presión judío no es diferente. Es necesario pues hablar como se habla de los otros grupos de presión y criticarlo, o incluso luchar contra él, cuando sea necesario.
¿Por qué llamarlo grupo de presión judío? Porque se constituye, en los países en que opera, en torno a las asociaciones judías representativas, como la CRIF en Francia [9]. Estas asociaciones no se contentan con un trabajo de cabildeo, se definen como representativas del conjunto de los judíos de los países donde operan, y son aceptadas como tales tanto por las autoridades públicas como por los medios de comunicación. Todo eso no puede sino reforzar las amalgamas. Pero se puede considerar que estas amalgamas participan de la estrategia de las organizaciones en cuestión, mezclando el apoyo al Estado de Israel y la lucha contra el antisemitismo, afirmando así que toda crítica del sionismo y de la política israelí equivale a antisemitismo, y que la lucha contra el antisemitismo pasa por el apoyo a la política israelí. Que eso pueda conducir a la definición judío = sionista forma parte de la voluntad de reunir a los judíos en torno al sionismo; que los judíos en su conjunto puedan aparecer como objetivos para algunos antisionistas no pueden sino reforzar la influencia del sionismo sobre los judíos.
Si el sionismo se constituyó en reacción contra el antisemitismo, hoy éste tiene necesidad del antisemitismo, por una parte para reunir en torno él la mayoría de los judíos en el mundo, por otra parte para mantener su presión sobre los gobiernos amigos mezclando el apoyo a la política israelí y lucha contra el antisemitismo, de ahí el papel de las organizaciones judías pro sionistas. Se pueden pues considerar a estas organizaciones como un pulpo que se propone encerrar el conjunto de los judíos en la nasa sionista, consolidando así la amalgama judío = sionista. Las recientes intervenciones de la CRIF en apoyo al Estado de Israel durante los bombardeos de Gaza lo mostraron una vez más.
Estamos pues implicados como judíos. El antisionismo judío tiene por consiguiente dos objetivos a la vez distintos y complementarios: por una parte, apoyar la lucha de los palestinos por sus derechos; por otra parte, luchar contra la influencia sionista sobre los judíos.
Si bien el primer objetivo participa del antisionismo, el segundo objetivo es específico del antisionismo judío.
El antisionismo judío, es decir, la crítica judía del sionismo, no surge ni en la necesidad de una buena conciencia ni de un deseo de pureza ideológico: representa una necesidad existencial si se quiere evitar el desarrollo de nuevas formas de judeofobia, a las cuales conduce una ideología cuyo carácter catastrófico ha quedado probado históricamente. Si el sionismo se ubicó en el centro de la vida judía después del desastre del genocidio, hoy constituye un peligro para los judíos y es ya hora de que éstos se libren de él.
(*) Union juive française pour la paix (UJFP) e International Jewish Anti-Zionist Network (IJAN)
[1] Cf. Yohannan Manor, Nacimiento del Sionismo Político, (Pról. Annie Kriegel), Julliard, París 1981, p. 190
[2] Lema inventado por Israel Zangwill, uno de los líderes de los territorialistas.
[3] Zeev Jabotinsky, La muralla de hierro, en Denis Charbit, Sionismos (textos fundamentales), publicados por Denis Charbit, Presencia del Judaísmo, Albin Michel-Menorah, París 1998, p. 538
[4] Cabe destacar que, contrariamente a sus herederos, Jabotinsky no habla de superioridad de la raza judía, se limita a afirmar que si los judíos quieren reconstruir su Estado en Palestina, deben llevar una guerra contra sus habitantes, reconociendo que estos habitantes resistirán. Plantea así la cuestión, que a menudo resurgirá, de dos derechos que se oponen para la posesión de una misma tierra. La oposición entre las dos poblaciones y las condiciones de la guerra, en particular la voluntad de pureza étnica del nuevo Estado, conducirán al movimiento sionista a desarrollar una versión racista de esta guerra.
[5] Zeev Sernhell, Aux origines d'Israël (Entre nationalisme et socialisme), Gallimard, París 1996/2004
[6] Se puede recordar la conferencia de Evian, de 1938, organizada por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia sobre la recepción de los judíos que huyen de la Alemania nazi. El proyecto de los organizadores era encontrar países de recepción con el fin de evitar que los refugiados se dirijan a los países organizadores de la conferencia.
[7] El Estado de los judíos es la traducción correcta de la obra de Herzl: Judenstadt
[8] Puede optarse por la expresión "grupo de presión sionista" o "grupo de presión pro israelí", pero es preciso reconocer que las asociaciones que las componen, aunque sus miembros no sean todos judíos, como es el caso del AIPAC en Estados Unidos, no sólo mantienen la amalgama judío = sionista, sino que se esfuerza en popularizarla.
[9] Si la CRIF, nacida de la Resistencia al final de la segunda Guerra Mundial, se inscribió en la esfera de influencia progresista, con el paso del tiempo se convirtió en un movimiento se apoyo al sionismo y a la política israelí.
Del antisionismo
Rudolf Bkouche
Rebelión
Traducido para Rebelión por S. Seguí
¿Por qué razón tenemos que destacar en nuestro apoyo a los palestinos el hecho de que somos judíos?
Hay varias respuestas posibles a esta pregunta, y es lo que proponemos examinar en este texto. Se pueden dar razones de orden moral, como la que consiste en el grito de protesta No en nuestro nombre para demostrar así que no todos los judíos somos incondicionales del sionismo; o también la de que aporta a los movimientos de apoyo a la lucha de los palestinos una garantía de no-antisemitismo. Pero estas razones están basadas más en el deseo de emitir un certificado de buena conciencia, tanto para los judíos que afirman su judaísmo en un combate en el que los malos pretenden ser los representantes del conjunto de los judíos, como para los que, luchando contra la política israelí, sienten la necesidad de declarar su rechazo del antisemitismo. En los dos casos, se ocultan las razones políticas del apoyo a la lucha de los palestinos, es decir, la injusticia cometida contra ellos en 1948.
Se trata pues de aclarar las razones políticas para destacar la "J" en nuestro compromiso, y estas razones sólo tienen sentido si se cuestiona la ideología subyacente al Estado de Israel, es decir, el sionismo. No sólo porque condujo a la destrucción de la sociedad palestina, sino también porque esta destrucción se realizó en nombre de las persecuciones antijudías sufridas en Europa. Es este doble cuestionamiento lo que conduce al antisionismo judío.
Para explicar esto, comenzaremos por un breve resumen histórico del sionismo y de la creación del Estado de Israel. Volveremos de nuevo a continuación sobre el significado del antisionismo considerado como una crítica de la ideología fundadora del Estado de Israel.
¿Qué el sionismo?
El sionismo es un movimiento judío laico que quiso ser una respuesta al antisemitismo europeo del siglo XIX. Decir que es judío significa que lo han fundado judíos, decir que es laico significa que se construyó independientemente de toda referencia religiosa.
En una reacción al antisemitismo europeo del siglo XIX, el sionismo se propuso plantear la cuestión judía como cuestión nacional. Entonces se presentó como un movimiento de liberación nacional en la esfera de influencia de los movimientos nacionalitarios europeos, inscribiéndose así en la concepción de Herder que establece, para definir la nación, la tierra y la lengua. Esta concepción deja entrever el hecho de que los primeros promotores del sionismo son judíos de cultura germánica.
Pero como escribió Jacob Klatzkin, redactor jefe del diario del movimiento sionista Die Welt:
"Pero nuestra tierra no es la nuestra y nuestra lengua no es hoy la lengua de nuestro pueblo. Sí, estas son realizaciones que deben ser realizadas por nuestro movimiento nacional."[1]
Es pues misión del movimiento sionista definir una tierra y una lengua que no existían.
Para definir la tierra y la lengua de una nación judía por construir, o incluso podríamos decir reconstruir, el sionismo va a basarse en la historia mediante una lectura laica de la Biblia definida como el libro de la historia de la nación judía. Es esta lectura laica que va a materializar la ideología sionista.
La cuestión de la lengua será solucionada por la modernización de la lengua hebrea, obra de Ben Yehuda.
La cuestión de la tierra, por su parte, va a chocar con el hecho de que la tierra de la antigua nación judía, Palestina, está poblada. Ante esta realidad, van a desarrollarse dos tendencias en el seno del movimiento sionista, los territorialistas que buscan "una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra" [2] y los palestinocentristas para quienes el Estado judío sólo puede situarse en Palestina. Estos últimos tienen a su favor la ventaja de la historia y triunfarán en el Congreso sionista de 1903.
Una vez decidida la construcción del Estado judío en Palestina, el sionismo se convierte en movimiento de conquista: para reconstruir en Palestina la antigua nación de Israel es preciso conquistar la tierra y expulsar a sus habitantes, lo que implica la guerra, como explica Jabotinsky:
"Los habitantes autóctonos de un país (civilizados o salvajes, eso es indiferente) siempre han combatido con encarnizamiento a los extranjeros venidos a establecerse, civilizados o salvajes." [3]
Cabe tener en cuenta aquí que no se trata de una cuestión de racismo, sino sólo de una constatación brutal que implica la necesidad de la guerra y que conducirá más tarde al desarrollo de un racismo anti árabe [4]. Las concepciones de Jabotinsky son compartidas por todas las corrientes sionistas, en particular por la corriente dominante que se unificará después de muchas peripecias en torno a Ben Gurión [5].
Conquista de la tierra y pureza étnica, dos conceptos que definen al sionismo como un nacionalismo extremo.
Sionismo y colonialismo; intereses comunes
El sionismo no se inscribe a priori en el movimiento colonial. No hay metrópolis. El objetivo consiste en conquistar la tierra y expulsar a sus habitantes, no en explotarlos como fue el caso de las colonias conquistadas por las potencias coloniales. Se puede entender, y algunos lo hicieron, como una versión moderna de la conquista de Canaán.
Sin embargo, para aplicar su proyecto el sionismo necesita aliados e irá a buscarlos en las potencias imperialistas, principalmente Alemania y Gran Bretaña.
Gran Bretaña comprenderá el interés en apoyar el movimiento sionista. Un Estado judío, o al menos una fuerte presencia judía de origen europeo en Palestina, puede favorecer su influencia en la región. Es éste el sentido de la declaración Balfour.
El sionismo y los judíos
Al igual que todo otro movimiento nacionalista, el sionismo pretende en primer lugar extender su influencia entre aquéllos a los que pretende representar. Eso fue tanto más fácil cuanto que el antisemitismo progresó en Europa hasta su forma extrema: el nazismo.
En sus comienzos, el sionismo es un movimiento minoritario entre los judíos y se enfrenta a la oposición de los judíos ortodoxos (los primeros judíos antisionistas) y los judíos revolucionarios (comunistas y partidarios del Bund). Cabe destacar que la mayoría de los judíos que huyen del antisemitismo de la Europa Oriental no van a Palestina sino que van a establecerse en Francia (país mítico de los derechos humanos y de la emancipación de los judíos) o en Estados Unidos (el sueño americano).
El movimiento sionista tomará importancia a medida que se desarrolle el antisemitismo en Alemania, y que las democracias occidentales (Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos) adoptarán medidas para limitar la inmigración judía [6].
Tras la segunda Guerra Mundial y el genocidio, el sionismo se volverá mayoritario entre los judíos europeos por dos razones: por una parte, las corrientes opuestas al sionismo habían sido destruidas por el genocidio; por otra parte, el sionismo aparecerá a los ojos de los judíos como el movimiento de defensa de los judíos, y el Estado judío de reciente creación será visto como un refugio.
El sionismo está entonces en situación de aparecer como representante de los judíos en su conjunto; el Estado de Israel, como el último refugio y centro de la vida judía. Es esto lo que condujo a la ecuación judío = sionista, definición que señala la voluntad del sionismo de reunir bajo su férula el conjunto de los judíos del mundo, y de presentar el Estado de Israel como el Estado de los judíos [7].
La gran mayoría de éstos, incluso los que van a incorporarse al Estado de Israel, no verán o no querrán ver la injusticia perpetrada contra los habitantes de Palestina. Los judíos, convertidos en israelíes, se comportarán entonces frente a los palestinos como los petits-blancs de las colonias de poblamiento, y es este comportamiento, reforzado por el ideal de pureza étnica desarrollado por el movimiento sionista, el que lleva a definir el Estado de Israel como un Estado colonial.
Cabe tener en cuenta, sin embargo, que la construcción de colonias en Cisjordania y Gaza desarrollada desde 1967 se inscribe menos en la concepción colonial clásica que en la voluntad de acabar la conquista de Palestina y extender el territorio israelí a toda Palestina.
El sionismo, el Estado de Israel y las grandes potencias
Los vencedores de la segunda Guerra Mundial, esencialmente Estados Unidos y la Unión Soviética, verán en la creación de un Estado judío en Oriente Próximo un medio para introducirse en la región. Así, el Estado judío aparece a la vez como una respuesta al genocidio y como una baza geopolítica.
Estados Unidos y la Unión Soviética serán los primeros en reconocer el Estado de Israel después de su proclamación, el 14 de mayo de 1948. Es preciso, sin embargo, tener en cuenta las reticencias del Departamento de Estado estadounidense, que teme que, bajo la influencia del sionismo considerado como un movimiento socialista, el nuevo Estado se incorpore al campo soviético (estamos al principio de
la Guerra Fría). En cuanto a la Unión Soviética, suministrará armas al ejército israelí vía Checoslovaquia, garantizándole así la victoria sobre los ejércitos árabes. Pero la opción de Occidente realizada por Israel y razones geopolíticas llevarán a la URSS a buscar la alianza de los países árabes.
En cuanto a la ONU, que en esa época representa esencialmente a las grandes potencias, no puede ni quiere comprender que el plan de división consagra una injusticia contra los palestinos, y el Estado de Israel ingresará en la ONU bajo la promesa, no mantenida, de permitir el regreso de los palestinos expulsados.
La creación del Estado de Israel consagra una injusticia contra los habitantes de Palestina. Es la razón de la negativa árabe a reconocer al Estado de Israel, y serán necesarios cuarenta años para que los palestinos, reconociendo su derrota, acepten el principio de dos Estados sobre la tierra palestina con la declaración del Congreso Nacional Palestino en Argel en 1988, declaración de la que los distintos Gobiernos israelíes nunca han querido ni oír hablar. Esta negación israelí sigue siendo el principal obstáculo hoy a toda solución del conflicto.
Del antisionismo
Es preciso distinguir la crítica de la política del Estado de Israel, y de la crítica de la ideología sionista, considerada como un nacionalismo extremo. Pero, a diferencia de otras ideologías nacionalistas extremas (el fascismo en Italia, el nazismo en Alemania) que se desarrollaron en Estados constituidos, el sionismo es la ideología constitutiva del Estado de Israel. El antisionismo aparece así como un cuestionamiento del Estado de Israel. Y en realidad lo es. Si este cuestionamiento no implica necesariamente la destrucción del Estado de Israel, plantea la cuestión de su desionización. La pregunta se plantea entonces bajo la siguiente forma: ¿puede deshacerse el Estado de Israel de la ideología sionista? Esta desionización sigue siendo la condición sine qua non para que una solución negociada del conflicto sea posible, y esto por dos razones: en primer lugar, el reconocimiento de la injusticia de 1948, reconocimiento que implica reparación; en segundo lugar, el hecho de que una parte de la población del Estado de Israel sea palestina lo que contradice el lema "un Estado judío y democrático”.
El antisionismo puede pues definirse como la posición de los que rechazan la injusticia de 1948, poniendo en entredicho no solamente la política israelí sino el principio mismo de un Estado judío en Palestina. Es este cuestionamiento el que provoca que el movimiento sionista y sus simpatizantes vean en el antisionismo la forma moderna del antisemitismo.
No basta con declarar que la confusión entre antisionismo y antisemitismo es ilegítima, es preciso además explicar en qué es ilegítima. Tanto más cuanto que existen, entre los antisionistas tendencias antijudías entre las cuales hay que distinguir las que son resultado de la ignorancia y de una falta de reflexión, y las que se basan en doctrinas antijudías.
Antisionismo y antisemitismo
La voluntad sionista de representar al conjunto de los judíos del mundo y el hecho de que la gran mayoría de los judíos manifieste su simpatía por el sionismo y reconozca el carácter central del Estado de Israel en el mundo judío ha conducido a numerosos adversarios del sionismo a identificar a los judíos y los sionistas. Ante el unanimismo judío declarado por el sionismo y la simpatía indicada por la mayoría de los judíos, las víctimas del sionismo, es decir, los habitantes de Palestina, y sus aliados a menudo han considerado que el conjunto de los judíos apoyaba el sionismo lo que condujo algunos a desarrollar sentimientos anti judíos (el racismo de guerra del que habla Maxime Rodinson). Así, la amalgama se da en ambas partes. El antisionismo puede aparecer entonces como la forma moderna del antisemitismo.
Luchar contra esta amalgama no puede reducirse a algunos discursos más o menos explicativos que afirmen que el judaísmo no es el sionismo, dado que la cuestión se complica debido a que el judaísmo no se reduce, por razones de carácter histórico, a la religión.
Se puede comprender, basándose en el discurso del ortodoxos de Neturai Karta, que la religión judía no solamente no implica el sionismo sino que además lo condena; se sigue estando en la visión religiosa del conflicto. ¿Pero qué sucede con los ateos que se declaran judíos y no sionistas? ¿Qué significa "ser judío" si se rechazan a la vez la religión y el sionismo?
No hay que abordar la compleja cuestión del judaísmo, se trata sólo de explicar la necesidad de dar una respuesta clara a la cuestión de un judaísmo que pretende definirse al margen de la religión y del sionismo. Y esta respuesta clara se sitúa en el antisionismo, y precisamente, en el antisionismo judío.
Del antisionismo judío
¿Por qué un antisionismo judío?
El apoyo a la lucha contra la política israelí y la ideología que la sostiene se sitúa en un marco general: la lucha por el reconocimiento de los derechos del pueblo palestino. ¿Cuál es la relación entre el hecho de que judíos participen en este apoyo y el hecho de que sean judíos?
Los movimientos israelíes de apoyo a los palestinos expresan el rechazo por parte de israelíes de la política efectuada por su Gobierno. Pero incluso en este caso, el objetivo de estos movimientos es doble: a la vez de apoyo a los palestinos oprimidos por el Gobierno y la negativa a participar de esta opresión. ¿De qué manera afecta esto a los judíos del resto del mundo? Es por esta razón que abordaré la cuestión del antisionismo judío.
El sionismo, como ideología constitutiva del Estado de Israel, se define como un nacionalismo judío, y en este sentido se presenta como representante el conjunto de los judíos. El título de la obra de Herzl, Judenstadt (El Estado de los judíos) es significativo y la Ley de Retorno, que ofrece la ciudadanía israelí a todos los judíos del mundo, es uno de los principios fundamentales del Estado de Israel. En este sentido los judíos se ven afectados por la política israelí al margen de su voluntad.
No basta con protestar, decir No en nuestro nombre, y añadir que representamos otra voz judía. Esto es a lo sumo una manifestación de buena conciencia, necesaria sin duda, pero que nos sitúa en el mismo plano que el movimiento de rechazo israelí, lo que no corresponde a nada puesto que no somos israelíes.
Se pueden tener en cuenta dos maneras de destacar la "J" del movimiento de apoyo a la lucha de los palestinos. Una primera manera es presentarse como buenos judíos que se niegan a dejarse embarcar en la aventura sionista. Una segunda manera es aportar un reconocimiento al movimiento de apoyo a los palestinos, que con la presencia de los judíos se pone de manifiesto que este movimiento está libre de antisemitismo. En los dos casos se trata de garantizar un certificado de moralidad, sea ante nosotros mismos, sea ante el movimiento de apoyo. En realidad eso no nos compromete como judíos; lo mismo podrían continuar los que ya se habían comprometido en el movimiento de apoyo sin añadir una "J" de buena conciencia.
Si hay una "J" en el movimiento de apoyo, ésta debe tener un significado político y es este significado político el que queremos abordar.
Con más o menos entusiasmo, pero sin llegar rechazar nuestro judaísmo, nos hemos comprometido en la aventura sionista simplemente porque el sionismo se define no como un movimiento judío entre otros sino como el movimiento nacional judío. Sigue funcionando como un movimiento nacional judío por las ramificaciones que ha construido en el mundo judío mediante distintas organizaciones judías, ramificaciones que tienen por objeto mantener una presión sobre los gobiernos a fin de apoyar la política israelí. Se habló de grupo de presión judío, o por eufemismo de grupo de presión sionista [8]. Pienso que el término de grupo de presión judío es más adecuado a condición de dar al término grupo de presión su sentido exacto como tal, y de no definir el grupo de presión judío como una conspiración a la manera de los Protocolos de los Sabios de Sión, y asignarle así un poder diabólico. Un grupo de presión funciona a la luz del día y el grupo de presión judío no es diferente. Es necesario pues hablar como se habla de los otros grupos de presión y criticarlo, o incluso luchar contra él, cuando sea necesario.
¿Por qué llamarlo grupo de presión judío? Porque se constituye, en los países en que opera, en torno a las asociaciones judías representativas, como la CRIF en Francia [9]. Estas asociaciones no se contentan con un trabajo de cabildeo, se definen como representativas del conjunto de los judíos de los países donde operan, y son aceptadas como tales tanto por las autoridades públicas como por los medios de comunicación. Todo eso no puede sino reforzar las amalgamas. Pero se puede considerar que estas amalgamas participan de la estrategia de las organizaciones en cuestión, mezclando el apoyo al Estado de Israel y la lucha contra el antisemitismo, afirmando así que toda crítica del sionismo y de la política israelí equivale a antisemitismo, y que la lucha contra el antisemitismo pasa por el apoyo a la política israelí. Que eso pueda conducir a la definición judío = sionista forma parte de la voluntad de reunir a los judíos en torno al sionismo; que los judíos en su conjunto puedan aparecer como objetivos para algunos antisionistas no pueden sino reforzar la influencia del sionismo sobre los judíos.
Si el sionismo se constituyó en reacción contra el antisemitismo, hoy éste tiene necesidad del antisemitismo, por una parte para reunir en torno él la mayoría de los judíos en el mundo, por otra parte para mantener su presión sobre los gobiernos amigos mezclando el apoyo a la política israelí y lucha contra el antisemitismo, de ahí el papel de las organizaciones judías pro sionistas. Se pueden pues considerar a estas organizaciones como un pulpo que se propone encerrar el conjunto de los judíos en la nasa sionista, consolidando así la amalgama judío = sionista. Las recientes intervenciones de la CRIF en apoyo al Estado de Israel durante los bombardeos de Gaza lo mostraron una vez más.
Estamos pues implicados como judíos. El antisionismo judío tiene por consiguiente dos objetivos a la vez distintos y complementarios: por una parte, apoyar la lucha de los palestinos por sus derechos; por otra parte, luchar contra la influencia sionista sobre los judíos.
Si bien el primer objetivo participa del antisionismo, el segundo objetivo es específico del antisionismo judío.
El antisionismo judío, es decir, la crítica judía del sionismo, no surge ni en la necesidad de una buena conciencia ni de un deseo de pureza ideológico: representa una necesidad existencial si se quiere evitar el desarrollo de nuevas formas de judeofobia, a las cuales conduce una ideología cuyo carácter catastrófico ha quedado probado históricamente. Si el sionismo se ubicó en el centro de la vida judía después del desastre del genocidio, hoy constituye un peligro para los judíos y es ya hora de que éstos se libren de él.
(*) Union juive française pour la paix (UJFP) e International Jewish Anti-Zionist Network (IJAN)
[1] Cf. Yohannan Manor, Nacimiento del Sionismo Político, (Pról. Annie Kriegel), Julliard, París 1981, p. 190
[2] Lema inventado por Israel Zangwill, uno de los líderes de los territorialistas.
[3] Zeev Jabotinsky, La muralla de hierro, en Denis Charbit, Sionismos (textos fundamentales), publicados por Denis Charbit, Presencia del Judaísmo, Albin Michel-Menorah, París 1998, p. 538
[4] Cabe destacar que, contrariamente a sus herederos, Jabotinsky no habla de superioridad de la raza judía, se limita a afirmar que si los judíos quieren reconstruir su Estado en Palestina, deben llevar una guerra contra sus habitantes, reconociendo que estos habitantes resistirán. Plantea así la cuestión, que a menudo resurgirá, de dos derechos que se oponen para la posesión de una misma tierra. La oposición entre las dos poblaciones y las condiciones de la guerra, en particular la voluntad de pureza étnica del nuevo Estado, conducirán al movimiento sionista a desarrollar una versión racista de esta guerra.
[5] Zeev Sernhell, Aux origines d'Israël (Entre nationalisme et socialisme), Gallimard, París 1996/2004
[6] Se puede recordar la conferencia de Evian, de 1938, organizada por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia sobre la recepción de los judíos que huyen de la Alemania nazi. El proyecto de los organizadores era encontrar países de recepción con el fin de evitar que los refugiados se dirijan a los países organizadores de la conferencia.
[7] El Estado de los judíos es la traducción correcta de la obra de Herzl: Judenstadt
[8] Puede optarse por la expresión "grupo de presión sionista" o "grupo de presión pro israelí", pero es preciso reconocer que las asociaciones que las componen, aunque sus miembros no sean todos judíos, como es el caso del AIPAC en Estados Unidos, no sólo mantienen la amalgama judío = sionista, sino que se esfuerza en popularizarla.
[9] Si la CRIF, nacida de la Resistencia al final de la segunda Guerra Mundial, se inscribió en la esfera de influencia progresista, con el paso del tiempo se convirtió en un movimiento se apoyo al sionismo y a la política israelí.
jueves, 28 de mayo de 2009
miércoles, 27 de mayo de 2009
Macri, Gaza y celebrar a los asesinos
Señor Macri, las masacres de Gaza y celebrar a los asesinos
El jefe de gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires, se pone el traje de luces, galera y smoking. Fue invitado a un festejo con todo el regocijo… ¿quién celebra, preguntarán ustedes?
Sus amigos de la Embajada de Israel… sí, lo que leen, con todas las letras. La embajada de un gobierno que hace algunos meses perpetró una carnicería en la Franja de Gaza, dejando muertos, heridos, lisiados entre todos los sectores de la población, destruyendo sus hogares, su infraestructura. Es el sempiterno asedio que aniquila la libertad y la supervivencia misma del pueblo palestino…
Pues sí, sus amigos de la embajada se regocijan, no nos asombra: representan a una dirección política que practica desde hace 61 años el despojo, que invade y asesina, con la firme voluntad de llevar a cabo la limpieza étnica de la población palestina de su tierra natal.
Sus amigos de la OSA se regocijan – tampoco nos asombra- levantando sus laureles de gloria por el objetivo cumplido: empujar a miles de ciudadanos argentinos al Medio Oriente , no es esto también una limpieza étnica? . Enrolados en el ejército de ocupación israelí y ¿quién sabe? tal vez participando de crímenes de guerra consecuentes con esta última y feroz « operación » de la armada invasora.
¡Cuánto regocijo en una plaza pública de la capital! Codo con codo… en alegre reunión, cual si fuera un simpático encuentro carnavalero.
Fueron pocos, poquísimos los ciudadanos porteños que pensaron protestar ante tamaño despliegue macabro.
En cambio los que concurrieron a la concentración, pocos o muchos, no viene al caso, hicieron ostensible su adhesión incondicional a las acciones sangrientas, moralizando: hay que defender « lo nuestro » ¿Qué es lo « nuestro »? ¿Quién decide lo que es « nuestro »?. Lo deciden en Avenida de Mayo (la calle de la embajada) y en los pasillos de la DAIA.
¿No les parece bochornoso el espectáculo de este público expresando su « solidaridad » a políticas chauvinistas foráneas?
Una escasa manifestación de repudio tuvo lugar. El pequeño grupo no vino a irrumpir en una iniciativa organizada. Vino a impugnar la realización de tal festejo en un lugar público y auspiciado por una autoridad local. No trajeron carteles o divisas de carácter racista, ni antisemita… Es más, desde el momento en que los teclados informáticos comenzaron a agitarse nerviosamente para desmenuzar lo ocurrido el domingo 17 de mayo y sus alcances, el grupo que repudió, redobla sus esfuerzos para que quede bien claro que no confunden judíos ni con sionismo, ni con Israel.
No sé cuáles fueron los móviles de estos militantes, ni sus « verdaderas » intenciones, si son manipulados, manipulables o manipuladores… si son finos estrategas o pésimos tácticos, si les divierte provocar o si el enfrentamiento es su arma de protesta.
Lo que sé es que en Paris, en Atenas, en Berlín y en muchas otras ciudades, miles y miles de jóvenes y menos jóvenes, de grupos autónomos, de las izquierdas informales, encapuchados, o a cara descubierta, marchan contra las reuniones de la OTAN, la de los países ricos, el G-8 y contra la criminalización de la protesta…
El repudio debiera ser dirigido a Macri, el mago de Oz de este operativo. El jefe de gobierno porteño agudiza la persecución a militantes populares, (en algunos casos de un palo muy diferente a muchos de nosostr@s), situándolos en la categoría de « encapuchados ». Así confirmaría la suposición -cercana o lejana- de la existencia de "terroristas" apoyando a otros "terroristas", los ríoplatenses con aquéllos que, del otro lado del charco, amenazan a nuestra civilización occidental y (judeo) cristiana, dicho en OSA : antisemitas
Olvidemos Gaza y su bloqueo cotidiano, olvidemos el castigo a los culpables, olvidemos la colusión entre los adelantados que en nombre del dólar o del euro, o de la pax americana, nos hablan de Ingrid Betancourt y de la sonrisa Odol del presidente de los EEUU, pues este mundo está para que lo disfruten unos pocos, Macri en Buenos Aires, la élite sionista en Medio Oriente y los bárbaros, fuera de Roma... o al circo para regocijo , de gladiadores o leones.
Justicia perseguirás y que la luz sea hecha - por los heridos y presos
Gracias al señor Néstor Kohan por su texto abarcador y a contrapelo de la caza de brujas.
http://www.kaosenlared.net/noticia/antisemitismo-1
OSA: ORGANIZACION SIONISTA ARGENTINA
Firmado : Liliana Cordova Kaczerginski junto a Ester Stekelberg, Alejandro Ruetter y otros integrantes de la red judia antisionista internacional IJAN; David Comedi de "En nuestro nombre , no"
El jefe de gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires, se pone el traje de luces, galera y smoking. Fue invitado a un festejo con todo el regocijo… ¿quién celebra, preguntarán ustedes?
Sus amigos de la Embajada de Israel… sí, lo que leen, con todas las letras. La embajada de un gobierno que hace algunos meses perpetró una carnicería en la Franja de Gaza, dejando muertos, heridos, lisiados entre todos los sectores de la población, destruyendo sus hogares, su infraestructura. Es el sempiterno asedio que aniquila la libertad y la supervivencia misma del pueblo palestino…
Pues sí, sus amigos de la embajada se regocijan, no nos asombra: representan a una dirección política que practica desde hace 61 años el despojo, que invade y asesina, con la firme voluntad de llevar a cabo la limpieza étnica de la población palestina de su tierra natal.
Sus amigos de la OSA se regocijan – tampoco nos asombra- levantando sus laureles de gloria por el objetivo cumplido: empujar a miles de ciudadanos argentinos al Medio Oriente , no es esto también una limpieza étnica? . Enrolados en el ejército de ocupación israelí y ¿quién sabe? tal vez participando de crímenes de guerra consecuentes con esta última y feroz « operación » de la armada invasora.
¡Cuánto regocijo en una plaza pública de la capital! Codo con codo… en alegre reunión, cual si fuera un simpático encuentro carnavalero.
Fueron pocos, poquísimos los ciudadanos porteños que pensaron protestar ante tamaño despliegue macabro.
En cambio los que concurrieron a la concentración, pocos o muchos, no viene al caso, hicieron ostensible su adhesión incondicional a las acciones sangrientas, moralizando: hay que defender « lo nuestro » ¿Qué es lo « nuestro »? ¿Quién decide lo que es « nuestro »?. Lo deciden en Avenida de Mayo (la calle de la embajada) y en los pasillos de la DAIA.
¿No les parece bochornoso el espectáculo de este público expresando su « solidaridad » a políticas chauvinistas foráneas?
Una escasa manifestación de repudio tuvo lugar. El pequeño grupo no vino a irrumpir en una iniciativa organizada. Vino a impugnar la realización de tal festejo en un lugar público y auspiciado por una autoridad local. No trajeron carteles o divisas de carácter racista, ni antisemita… Es más, desde el momento en que los teclados informáticos comenzaron a agitarse nerviosamente para desmenuzar lo ocurrido el domingo 17 de mayo y sus alcances, el grupo que repudió, redobla sus esfuerzos para que quede bien claro que no confunden judíos ni con sionismo, ni con Israel.
No sé cuáles fueron los móviles de estos militantes, ni sus « verdaderas » intenciones, si son manipulados, manipulables o manipuladores… si son finos estrategas o pésimos tácticos, si les divierte provocar o si el enfrentamiento es su arma de protesta.
Lo que sé es que en Paris, en Atenas, en Berlín y en muchas otras ciudades, miles y miles de jóvenes y menos jóvenes, de grupos autónomos, de las izquierdas informales, encapuchados, o a cara descubierta, marchan contra las reuniones de la OTAN, la de los países ricos, el G-8 y contra la criminalización de la protesta…
El repudio debiera ser dirigido a Macri, el mago de Oz de este operativo. El jefe de gobierno porteño agudiza la persecución a militantes populares, (en algunos casos de un palo muy diferente a muchos de nosostr@s), situándolos en la categoría de « encapuchados ». Así confirmaría la suposición -cercana o lejana- de la existencia de "terroristas" apoyando a otros "terroristas", los ríoplatenses con aquéllos que, del otro lado del charco, amenazan a nuestra civilización occidental y (judeo) cristiana, dicho en OSA : antisemitas
Olvidemos Gaza y su bloqueo cotidiano, olvidemos el castigo a los culpables, olvidemos la colusión entre los adelantados que en nombre del dólar o del euro, o de la pax americana, nos hablan de Ingrid Betancourt y de la sonrisa Odol del presidente de los EEUU, pues este mundo está para que lo disfruten unos pocos, Macri en Buenos Aires, la élite sionista en Medio Oriente y los bárbaros, fuera de Roma... o al circo para regocijo , de gladiadores o leones.
Justicia perseguirás y que la luz sea hecha - por los heridos y presos
Gracias al señor Néstor Kohan por su texto abarcador y a contrapelo de la caza de brujas.
http://www.kaosenlared.net/noticia/antisemitismo-1
OSA: ORGANIZACION SIONISTA ARGENTINA
Firmado : Liliana Cordova Kaczerginski junto a Ester Stekelberg, Alejandro Ruetter y otros integrantes de la red judia antisionista internacional IJAN; David Comedi de "En nuestro nombre , no"